Palacio de Pizarro
Sector: Centro Histórico
Año de construcción: circa 1540 (original), 1930 (actual)
Arquitecto: desconocido (original), Antonino Russo (actual)
Estilo: ecléctico
Premios: Ornato municipal - 1930
Uso actual: Hotel boutique
El Palacio de Pizarro, también llamado Hotel Plaza Grande o antiguo Hotel Majestic, es una edificación palaciega de la ciudad de Quito DM, ubicada en la Plaza Grande del Centro Histórico de la ciudad. Por su altura y decoración exterior es una de las edificaciones que más resaltan en el conjunto de la plaza central de la capital de Ecuador, además de ser reconocido como el primer gran hotel de la belle epoque de la urbe.
Historia
Según el historiador Fernando Jurado Noboa, en el lugar que hoy ocupa el edificio y otros aledaños debió encontrarse, casi con seguridad, la casa del Gobernador nombrado por el Inca para las tierras del norte del Imperio. Posteriormente, y ya durante los primeros años de la villa española de San Francisco de Quito, la mitad de la cuadra ubicada al norte de la Plaza Grande perteneció a Francisco Pizarro y su familia, obedeciendo así a las Leyes de Indias, que ordenaban entregar una cuadra (dividida en dos solares de media cuadra cada uno) para los conquistadores de mayor rango, que en Quito fueron Pizarro y Sebastián de Belalcázar.De acuerdo a los primeros datos que se tienen, los Pizarro construyeron una casa de dos pisos y dos patios pequeños en la esquina suroccidental del gran terreno, en la que según Juan de Velasco se usaron restos de edificaciones incásicas aledañas como almacenes, fortalezas y sepulcros, aunque en ese sitio precisamente no existieron construcciones aborígenes previas.
Los primeros vecinos de Francisco Pizarro fueron el alférez Juan de Ampudia, al que le asignaron el solar nororiental de la plaza mayor (hoy ocupado por el Palacio Arzobispal), y se extendía hacia atrás hasta colindar con la actual calle Mejía. Por el lado occidental, cruzando la calle donde hoy se ubican la iglesia del Monasterio de la Limpia Concepción y la plaza construida por el Municipio en 2013, estaba el solar de media cuadra asignado a Juan de Padilla y Chávez. Es importante señalar que hubo intercambios, donaciones, abandonos y compras de estos solares durante las primeras décadas de vida de la ciudad, por lo que los vecinos se movieron por los alrededores y ha causado que existan datos ambiguos, señalando sus viviendas en otros lugares.
La princesa inca Inés Huaylas Yupanqui (izq) y la hija que tuvo con el conquistador Francisco Pizarro: Francisca Pizarro Yupanqui (der). Ambas se hospedaron en el Palacio en 1551. |
Los Pizarro donarían la casa a los sacerdotes mercedarios, que eran sus propietarios ya en 1593, cuando se la arrendaban a perpetuidad a la viuda de Pedro Cid, María de Aranda. La viuda invertiría tal cantidad de dinero en refaccionar la propiedad que consiguió que los mercedarios se la arrendaran por una vida más en favor de su hija Isabel de Montesdeoca y Aranda, que se trasladó desde Ambato con su esposo Antonio de Clavijo, fundador de varios pueblos y comarcas en la Sierra Central.
Alrededor de 1630 el solar original de los Pizarro sufre su primera partición por el frente de la Plaza Grande, pues los mercedarios venden la sección central (hoy Casa de los Alcaldes) al capitán Alonso Duque de Estrada y su esposa, doña Beatriz de Valderrama y Aguirre, originaria de Andalucía. Cuando la viuda testó el 26 de febrero de 1643 declaró que su propiedad era vecina por el oeste con la casa de los mercedarios arrendada a Juana de Arteaga, y por el este con otra propiedad de la misma orden. Queda así el frente del terreno hacia la plaza, dispuesto tal como lo conocemos hasta la actualidad.
Para el siglo XVII, la casa tenía dos tiendas hacia la plaza mayor y cinco hacia la calle de las Conceptas (hoy García Moreno), y aún perteneciendo a los mercedarios, se presume que estaba arrendada por pisos a perpetuidad. Uno de ellos al capitán Miguel Fernández de Sandoval, que el 1 de abril de 1606 testó renunciando al arriendo de segunda vida en favor de su pariente, Francisco Hernández de Paredes, que la poseía aún en 1643. De la misma manera, otro piso debió ser ocupado por la viuda cuencana Juana de Arteaga y Moscoso, que en 1634 testó declarando que poseía una esclava y vivía en el edificio.
En 1653 vivía en la casa el quiteño Antonio Sánchez Maldonado, y se conoce que en aquella época la propiedad aún llegaba hasta la Mejía, seguramente con jardines, huertos y caballerizas. En 1655, el clérigo neogranadino Sebastián de Poveda Coronado testó declarando que poseía dos casas, una de ellas en la esquina frente a las Conceptas, lo que nos hace suponer que se trata de la misma mansión que nos ocupa en este artículo.
Para la década de 1680 el terreno que originalmente se extendía hasta la calle Mejía ya estaba dividido en dos nuevas casas por el frente de la García Moreno, donde otrora habían estado los jardines y huertos del predio original de los Pizarro, tal como podemos apreciar hasta el día de hoy. Ambas mansiones poseían un gran patio y estaban en manos de particulares, siendo la esquinera por el norte (actual Casa Larrea Jijón) perteneciente al gobernador Pedro de Loma y Portocarrero, que había llegado a la ciudad desde Perú; mientras que la de en medio (actual Casa Páez Torres) pertenecía al clérigo Juan de Troya Pinque y Freile de Andrade, hijo del fundador de la ciudad de Ibarra, y en ella exhibía a modo de museo: vidrios de Venecia, porcelana y platería chinas y jarrones chilenos.
En cuanto a la casa que quedó en la esquina de la Plaza Grande, y que fue levantada originalmente por los Pizarro para después ser donada a los mercedarios (que nos concierne en este artículo), se presume que en 1686 era propiedad de Juan Ortes de Velasco, y una de las tiendas hacia la plaza mayor era manejada por Jerónimo Arteaga, que después se la vendió al canario Mateo Díaz Álvarez.
En 1661 el clérigo Juan de la Puente Mendoza testó muy joven, declarando que era dueño de una parte de la casa en la que vivía en la plaza mayor, frente a las Conceptas. En 1695 el señor Baltazar de la Puente Maldonado e Hinojosa era el propietario de la gran mansión, y se la vendió antes de 1696 al obispo gallego Sancho de Andrade y Figueroa por mil pesos, mismo que la poseía aún en 1704 cuando testó frente a un notario. Estos datos, en especial del sacerdote de la Puente Mendoza, nos llevan a creer que la propiedad ya no pertenecía a los mercedarios y había regresado a manos civiles nuevamente.
En 1714 Juana Jiménez de Segura testó declarando que años antes tuvo junto a su marido, Francisco Calvache de Biedma, una casa de dos pisos frente a la pila vieja de la plaza mayor, que no puede ser otra que la mansión original de los Pizarro, ya que por documentos del siglo XVI se conoce que esta casa miraba justamente a dicha pila. En 1746 era su propietario Juan Dionisio de Larrea Zurbano, que tras su muerte se la heredó a su viuda Tomasa Dávalos y Villagómez. En 1797 la casa era propiedad de Carlos Precenti y su esposa, doña María Arechua y León, que en 1816 vendió una habitación a su vecina Josefa Carcelén de Guevara y Sánchez de Orellana, tía de la Marquesa de Solanda que vivía en la actual Casa de los Alcaldes, y necesitaba la pieza para ampliar su residencia.
De acuerdo a los datos que se tiene, se presume que para el siglo XIX la casa pertenecía al clérigo Dr. Matías Aráuz y Troya, quien fundó en ella una capellanía laica de 1900 pesos que en 1805 sería reclamada por Joaquín Larrea y Barba, oriundo del valle de Patate. Alrededor de 1820 pasó a manos del coronel Ramón Chiriboga Villavicencio y su esposa, María Dolores Villacís Román, que murieron sin descendencia.
La casa alrededor de 1890, con las dos construcciones hacia el oriente, levantadas en similar estilo, como si se tratara de un solo edificio. |
Posteriormente la mansión fue heredada por el hermano de María Dolores, José Villacís Román, que en 1875 residía allí junto a su esposa Francisca Chiriboga Valdivieso. En el proceso abierto tras el asesinato del presidente Gabriel García Moreno, se señala que doña Francisca fue testigo del hecho desde su balcón, lanzando gritos de espanto y terror. La casa sería heredada por su hija, Margarita Villacís Chiriboga, nacida en 1852. Durante esta época la esquina ocupada por la casa era conocida como "de los alcoholes" debido a que las tiendas de la planta baja vendían toda clase de bebidas alcohólicas.
A finales del siglo XIX e inicios del XX, la casa pertenecía a la familia Guarderas Villacís y posteriormente a la Guarderas Guarderas, herederos de los anteriores. En 1930 los Guarderas vendieron la propiedad a la familia Andino, que en 1936 ordenan derrocar finalmente la casa colonial para levantar un edificio de tres pisos que albergaría al Hotel Majestic, el más lujoso referente de la belle epoque en la ciudad. Obra de estilo ecléctico diseñada por el arquitecto italiano Antonino Russo, fue muy criticada en su tiempo dentro del conjunto de estructuras históricas que enmarcan la plaza más importante de la ciudad, cuyo común denominador es más bien la austeridad del neoclásico, pero que se ha convertido en un referente gracias a su altura y profusa decoración en ventanas, balcones y remates.
El Hotel Majestic funcionó hasta la década de 1960, y desde 1962 se convirtió en sede de una entidad bancaria privada que lo ocupó por casi una década. El palacio fue recuperado por el FONSAL desde 1970, poniendo a cargo del proyecto a los arquitectos Rafael Vélez y Raúl Molina, y fue adquirido por el Municipio de Quito en el año 1990. El Cabildo trasladó al edificio algunas dependencias administrativas como la Dirección de Planificación, que funcionaron allí hasta el año 2005, cuando deciden entregarlo en comodato a una empresa hotelera que le devolviera el esplendor de antaño.
La última intervención realizada en el palacio, de diez millones de dólares, estuvo a cargo del ingeniero José Miguel Cobo, y se procuró guardar el estilo de la belle epoque del lugar. En enero de 2007, con todos los detalles listos y perfeccionados, se inauguró como Hotel Plaza Grande, que actualmente es uno de los más prestigiosos del país, ganador de varios premios internacionales importantes y está considerado en la categoría de hotel-boutique.
Arquitectura
El Palacio de Pizarro destaca, gracias a su altura y exquisita ornamentación de la fachada, de entre todos los que rodean el conjunto de la hoy llamada Plaza de la Independencia, donde se encuentran representados todos los poderes de la ciudad colonial española: el gobierno de la Audiencia de Quito en el Palacio de Carondelet, el gobierno del pueblo en el Palacio Municipal y la Casa de los Alcaldes, y el gobierno de la iglesia católica en el Palacio Arzobispal y la Catedral Metropolitana.Se ubica en el flanco norte de la mencionada plaza, en la esquina noroccidental formada por las calles Chile y García Moreno. Rompe la homogeneidad de los edificios circundantes al alcanzar durante las sucesivas modificaciones los cuatro pisos. De estructura funcional compacta, el palacio carece del característico patio interior de la mayoría de construcciones del Centro Histórico, fortaleciendo en su lugar la circulación vertical y los espacios de encuentro con elegantes salones en cada piso, añadidos durante las intervenciones del arquitecto Russo en 1930.
Antonio Russo, quien en definitiva fue quien le confirió su aspecto actual, fue uno de los precursores del llamado estilo ecléctico, que después se volvería una moda en la ciudad de Quito, que para entonces apenas y estaba saliendo del boom de la arquitectura historicista.
La fachada se compone de niveles horizontales sobre un basamento sólido de arquería que sirve de paso hacia la plaza, y que va ganando liviandad expresiva en sus niveles superiores. El edificio está coronado por dos torrecillas con ventana en los flancos derecho e izquierdo de la gran terraza del que vendría a ser el quinto piso. Actualmente, el Palacio Hidalgo, ya como Hotel Plaza Grande, ha sido decorado en su totalidad por la diseñadora Adriana Hoyos; y cuenta con 15 habitaciones, incluida una suite presidencial, tres restaurantes y varios salones de fiesta.
Galería
Imágenes: Página web Hotel Plaza Grande |
Referencias
- Jurado Noboa, Fernando (2008). "Calles, casas y gente del Centro Histórico de Quito", tomo IV, pp.267-401. Quito: FONSAL. ISBN 978-9978-366-01-1.
- Peralta, Evelia; Moya Tasquer, Rolando (2007). "Guía Arquitectónica de Quito", p.60. Quito: Editorial Trama. ISBN 978-9978-300-77-0.