Casa Larrea Carrión (Pasaje Arzobispal)

Fachada de la Casa Larrea Carrión, actualmente conocida como "Centro Comercial Pasaje Arzobispal".
Imagen: propia.

Dirección: calle Chile, entre García Moreno y Venezuela
Sector: Centro Histórico
Año de construcción: circa 1560 (original), circa 1830 (actual)
Arquitecto: desconocido (original), atribuido a Jean Baptiste Mendeville (actual)
Estilo: historicista (neoclásico)
Premios: patrimonio de la ciudad
Uso actual: comercial, turístico


Historia

Según el historiador Fernando Jurado Noboa, durante la época incásica en el lugar que hoy ocupa esta mansión y los otros dos edificios hacia el occidente debió encontrarse, casi con seguridad, la casa del Gobernador nombrado por el Inca para las tierras del norte del Imperio.

Posteriormente, y después de la fundación de la villa española de San Francisco de Quito, las primeras autoridades del Cabildo recién instalado procedieron a repartir solares de acuerdo a las Leyes de Indias. Éstas señalaban el número que se debía entregar a cada conquistador de acuerdo a su papel en el proceso fundacional; siendo así que Francisco Pizarro y Sebastián de Benalcázar serían los únicos que debían recibir una cuadra, dividida en dos solares de media cuadra cada uno, pues eran los de mayor rango.

Y aunque Pizarro no estuvo presente en la fundación de la ciudad, fue bajo sus órdenes que se realizó el acto, por lo que tenía derecho a un lugar en la villa. Las autoridades le asignaron entonces la mitad de la cuadra ubicada al norte de la Plaza Mayor. Siendo su primer vecino el alférez Juan de Ampudia, al que le otorgaron el solar nororiental de la Plaza Mayor (hoy ocupado por el Palacio Arzobispal), y que al igual que el de Pizarro, se extendía hacia atrás hasta colindar con la actual calle Mejía.

Después de la muerte de Francisco Pizarro, acaecida en Lima el 26 de junio de 1541, la propiedad en Quito pasó a manos de su hermano y Gobernador del territorio, Gonzalo Pizarro, que en 1546 vería desde sus balcones la cabeza del virrey Núñez de Vela siendo exhibida por toda la ciudad después de la Batalla de Añaquito. En 1551, durante su camino a España para entrevistarse con el Rey, se alojaron en la casa la princesa Inés Huaylas Yupanqui (hermana de Atahualpa) y la hija que tuvo con Francisco Pizarro: Francisca Pizarro Yupanqui, misma que en julio de 1547 había declarado desde Lima que su padre poseía cuatro solares en Quito. Hay que aclarar que la casa que ocupaban los Pizarro era la esquinera hacia la actual calle García Moreno.

Los Pizarro donarían la casa a los sacerdotes mercedarios, que eran sus propietarios ya en 1593, y en 1597 arrendarían por dos vidas la casa más oriental (que nos compete en este artículo) al capitán Miguel de Sandoval, quien era yerno del conquistador Diego de Sandoval.

Parece que a inicios del siglo XVI los mercedarios vendieron transitoriamente la casa al andaluz Juan Rodríguez Docampo, que la perdió por deudas en manos de los Núñez de Bonilla (que eran sus parientes y poseían la mansión que hoy corresponde al Palacio Arzobispal), éstos se la vendieron a su vez al platero Pedro Gutiérrez, pero los mercedarios volvieron a poseerla después mediante alguna cláusula del contrato de donación que les habían hecho los Pizarro en el siglo anterior, pues aparecen nuevamente como sus dueños en documentos de 1643.

Poco se conoce de la historia de la casa a lo largo del siglo XVIII, pero se sabe que para 1797 la habitaba Francisco Rodríguez Soto, secretario de la Real Audiencia de Quito, que vivía junto al promotor fiscal José Estremera, el cura español Ignacio Paredes, José de Santa María, Antonio Corella, seis esclavos indígenas y un total de 18 personas más, muy ligadas a la Curia de la ciudad.

La casa alrededor de 1890, con las dos construcciones hacia el occidente,
levantadas en similar estilo, como si se tratara de un solo edificio.
El 12 de julio de 1806 la casa fue adquirida por Mauricio Echenique y Lavayén, tesorero de la Real Audiencia, en 6.678 pesos de la época, permaneciendo 27 años en su poder. El 12 de agosto de 1833 la viuda de Echenique, Gregoria Piñeiro y Quiñónes, se la vendió a Rosa Carrión y Velasco, esposa del primer marqués de San José: Manuel Larrea y Jijón. Según Alfonso Ortiz Crespo, es de esta época que data la fachada neoclásica que se confundía a propósito con las vecinas casas por el occidente, y que hoy sólo mantienen ésta y la Casa de los Alcaldes, pues habría sido terminada en 1849.

Mientras perteneció a los Larrea, la casa no fue usada como vivienda, sino como un pabellón de fiestas en donde la familia celebraba bailes y comidas de gala, pues su residencia se encontraba en el barrio de Santa Bárbara. La Marquesa se preciaba de haber bailado en sus salones con los más prominentes hombres de la Independencia, entre ellos José Joaquín de Olmedo.

La casa estaba terminando una reconstrucción importante para 1853, emprendida ya cuando la había heredado José Modesto Larrea y Carrión, y fue amoblada y decorada con finos objetos traídos a lomo de mula desde Guayaquil, sobresaliendo los espejos europeos de cristal de roca que tantas buenas impresiones causaron en los invitados al banquete de despedida de los franceses comandados por Souville.

La casa fue heredada posteriormente por Manuel Larrea Donoso, hijo del segundo marqués de San José, y éste se la heredó a su hija Beatriz Larrea Jijón, que estaba casada con Alfonso Barba Aguirre, descendiente de los marqueses de Selva Alegre. Los Barba Larrea arrendaron la mansión a la Legación de Colombia, que funcionaba aquí alrededor de 1906.

Para la década de 1910 se conoce que existían dos apartamentos arrendados en el segundo piso; el primero, mirando hacia la Plaza, era ocupado por la familia Musello Durango; mientras que en el segundo, hacia el patio posterior, residían el sastre europeo José Laprea y su hijo. En 1930 aparece arrendada al riobambeño Arturo Cabrera Martínez, que además tenía en los bajos la Editorial Chimborazo.

En la década de 1970 la propiedad pasó finalmente a manos de la Arquidiócesis de Quito, que la adquirió para albergar en ella varias oficinas relacionadas con la Curia, por lo que recibió el nombre de Palacio de la Curia. Después de un acelerado proceso de reducción burocrática de la Iglesia católica a finales del siglo XX, el edificio quedó parcialmente abandonado en la década de 1990.

En el año 2001, y por iniciativa del entonces Fondo de Salvamento del Patrimonio y la Empresa del Centro Histórico, la casa inició un proceso de recuperación para convertirla en un centro comercial enclavado en pleno casco colonial de la ciudad. El proyecto, que fue abierto al público en 2002, unió la mansión con el patio posterior del Palacio Arzobispal mediante un pasaje en el ángulo nororiental de la planta baja, dándole así salida también hacia la calle Venezuela.

Arquitectura

Originalmente, la fachada se confundía en una sola con las dos edificaciones vecinas hacia el occidente, por lo que se presume que fue un solo arquitecto quien diseñó el conjunto. Lamentablemente, esta uniformidad se perdió a inicios del siglo XX, cuando el Palacio de Pizarro fue derrocado para levantar el actual Hotel Plaza Grande, quedando únicamente la Casa de los Alcaldes y la Casa Larrea Carrión.

Debido al estilo y la fama que tenía entre la aristocracia de la época en que se presume adquirió su fachada neoclásica, el diseño actual de la mansión es atribuido a Jean Baptiste Mendeville, que era Ministro de Negocios de Francia ante el Ecuador, y que alternaba su misión como diplomático con su profesión como arquitecto.

En la fachada destaca el portal continuo que comparte con las otras edificaciones del mismo lado de la Plaza Grande, a modo de pasaje cubierto con salidas hacia el espacio público a través de arcos de medio punto, sobre el que se encuentran los balcones del segundo piso con dinteles de característica factura neoclásica y rematados por una fuerte cornisa que esconde el techo de teja.

Patio posterior de la Casa Larrea Carrión, actualmente
conocida como "Centro Comercial Pasaje Arzobispal".
Imagen: Wikipedia.
Su estructura espacial corresponde a la de una casa colonial de dos patios, típicas del siglo XVII, uno pequeño hacia la plaza y otro más grande y con pila de agua hacia atrás. Ambos espacios se encuentran cubiertos por pérgolas de policarbonato transparente sobre estructuras de hierro.

El primer patio destaca el piso de piedra con detalles de hueso de vaca, la crujía del segundo piso es de madera y los pilares que la sostienen son de piedra. Cruzando un corredor bajo con escalera semicircular que salva un desnivel hacia abajo, se accede al segundo patio, donde una pileta de piedra andesita es el punto focal de los tres pisos con crujías de madera, sostenidas por pilares de piedra a nivel del suelo, y de madera en los superiores.

En al ángulo nororiental más bajo del segundo patio existe un amplio corredor con forma de "L", añadido en la remodelación de 2001, y que comunica la casa con el patio posterior del Palacio Arzobispal, y desde allí hacia la calle Venezuela.

Referencias

  • Jurado Noboa, Fernando (2008). "Calles, casas y gente del Centro Histórico de Quito", tomo IV, pp.267-401. Quito: FONSAL. ISBN 978-9978-366-01-1.
  • Peralta, Evelia; Moya Tasquer, Rolando (2007). "Guía Arquitectónica de Quito", p.62. Quito: Editorial Trama. ISBN 978-9978-300-77-0.
  • Ortiz Crespo, Alfonso (2017). Intervención en la charla "Historia del Palacio de Carondelet". Museo Numismático del Banco Central del Ecuador, a lugar el 26 de enero de 2017.

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