Casa Larrea Jijón

Imagen: Google Street View (2014).

Dirección:
 calle García Moreno, esquina con Mejía
Sector: Centro Histórico
Año de construcción: 1876 (actual)
Arquitecto: Thomas Reed
Estilo: neoclásico
Premios: ninguno
Uso actual: hotel, comercial



Historia

Durante más de un siglo este predio fue parte de un mismo gran solar que abarcaba toda la mitad occidental de la cuadra, y que fue asignado a Francisco Pizarro tras la fundación de la villa de San Francisco de Quito. Los Pizarro construyeron una casa de dos pisos y dos pequeños patios en la esquina suroccidental con frente a la Plaza Grande, donde hoy se levanta el Hotel Plaza Grande, dejando el resto para  uso de huerta, jardín y caballerizas, y eso incluía la parte que nos corresponde en este artículo.

Es recién en 1680 que se tiene los primeros datos que el predio actual se separó del original de los Pizarro, al igual que el que continúa hacia el sur y que hoy es la Casa Páez Torres. La mansión levantada era de dos pisos y se desarrollaba entorno a un gran y único patio, siendo su primer propietario el gobernador Pedro de Loma y Portocarrero, que vino a Quito desde Perú.

Alrededor del año 1700, la casa pertenecía a Antonio de Onagoytia y su esposa, Violeta Martínez Laynez, misma que ya viuda en 1722 testó declarando la propiedad de esta mansión. En 1748 pasó a manos del capitán Fernando García Aguado, que después la heredaría a su hijo el clérigo Felipe Aguado, que en el censo de 1797 vivía allí con otras 56 personas, entre ellas las familias arrendatarias Villamarín y Rodríguez Chiriboga, tres huasicamas y varios esclavos.

Alrededor del año 1800, el cura Aguado vendió la casa a Carlos Presenti y su esposa María Arechúa y León, que adquirieron también las dos propiedades contiguas hacia el sur hasta la Plaza Grande, completando todo el frente occidental de la cuadra como en tiempos de los Pizarro. Hacia 1800 los Presenti vendieron las dos casas del sur a Carlos Vélez de Álava y su esposa, Juana Buenaño, que separaron nuevamente las propiedades alrededor del año 1820. Para 1840, ya viuda, Buenaño seguía viviendo en la casa esquinera (que nos ocupa en este artículo).

Alrededor de 1840 la propiedad pasó a manos de José Antonio Villacís y Carcelén de Guevara y su esposa, Isabel Maldonado y León; ambos emparentados con los marqueses de Solanda y Lises respectivamente. En 1853 la ya viuda Maldonado donó la casa a su nieta, Francisca Guarderas Villacís, y al esposo de ésta, Manuel Tobar Lasso de la Vega, que la vendieron poco después.

La mansión original fue derrocada en su totalidad en el año 1875, y el solar desocupado fue adquirido el mismo año por Manuel Larrea y Donoso, hijo del II marqués de San José, que estaba casado hacía tres años con su prima Rosa Jijón y Larrea. En 1876 la pareja ordenó la construcción de la mansión actual al afamado arquitecto inglés Thomas Reed, que había llegado al país como profesor de la Politécnica Nacional, fundada por Gabriel García Moreno, y que también había sido escogido por el mismo mandatario para levantar su propia residencia en la esquina de la Plaza de Santo Domingo.

Alrededor de 1905 la casa fue arrendada por los Larrea-Jijón para que en ella funcione el célebre Club Pichincha, uno de los más exclusivos de la belle-epoque quiteña. Allí, en abril de 1907, los balcones sirvieron como trinchera para disparar a los soldados que protegían al presidente Eloy Alfaro; pues ese día se realizó la protesta de estudiantes liderados por Belisario Quevedo, que pedían libertad electoral.

En 1910, año en que Manuel Larrea Donoso fallece, la casa fue heredada por su hija  Beatriz Larrea Jijón, casada con Alfonso Barba Aguirre, que por su lado materno estaba emparentado a su vez con los históricos Marqueses de Selva Alegre y la conocida filántropo María Augusta Urrutia Barba, que resultaba su prima segunda por ambos lados familiares. La pareja arrendó los locales de la planta baja a Vicente Velasco, que instaló un célebre restaurante que abría a las cinco de la mañana para servir ponches, chocolate y café con pastelería.

En 1914 vivió en la casa, seguramente arrendando alguna pieza interna de la planta baja, el joven y futuro jurista latacungueño Camilo Gallegos Toledo. Posteriormente, en 1933 la mansión fue arrendada al ideólogo socialista Luis Felipe Chávez, originario de Pujilí, que la convirtió en uno de los centros políticos más importantes de los políticos de izquierda del país.

En 1945 el matrimonio Aguirre-Larrea arrendó la casa a la Embajada de Chile, por lo que en ella vivió Víctor Eastman Cox, representante de ese país que llegó a ser muy popular en la ciudad y se casó en enero de 1912 con una de sus vecinas, María Lasso Chiriboga, lo que convirtió a Eastman en tío político del futuro presidente de la República Galo Plaza Lasso.

El matrimonio Eastman-Lasso pronto convirtió la mansión en un centro social de la época, ofreciendo conocidas tertulias en las que se servían vinos chilenos y franceses; los primeros de la cava del anfitrión, y los segundos provenientes de la bodega de su vecino y gran amigo, el médico Francisco Cousín Saá.

Desde la última década del siglo XX, y bajo el continuo proceso de desarrollo turístico que derivó de la recuperación del Centro Histórico, el segundo piso de la mansión fue convertido en hotel bajo el nombre de "Posada Colonial". Los locales de la planta baja, por otro lado, siguen siendo arrendados para menesteres comerciales relacionados, sobre todo, al turismo.

Arquitectura

La casa original seguramente presentaba el clásico estilo colonial andino, con paredes lisas, blanqueadas con cal y sin adornos, balcones de madera en el segundo piso y puertas sencillas en el primero. Sin embargo, tras ser derrocada en 1875, y reconstruida por el arquitecto inglés Thomas Reed en 1876, la mansión se transformó en un bello palacete de estilo neoclásico.

La casa se levanta, como todas las construcciones del sector, sobre un zócalo de piedra desde el que parte el almohadillado para decorar la pared, en la que se abren vanos rectangulares para colocar los ingresos a los locales comerciales y un acceso directo al segundo piso (hotel) en el extremo sur de la fachada principal, que es la que da hacia la calle García Moreno. No posee ingresos en la fachada de la calle Mejía.

La fachada principal se organiza en tres cuerpos con un balcón en cada uno de ellos. Los laterales exhiben en el piso alto tres ventanas rectangulares de medio cuerpo y una puerta, también de vano rectangular pero de cuerpo entero, que se abre hacia los balcones. Los espacios entre los vanos están decorados con marquetería en yeso que imita columnas de orden toscano con medallón al centro.

La sección central, en cambio. posee únicamente dos ventanas rectangulares de medio cuerpo, una a cada lado de la gran puerta con vano de arco rebajado que se abre hacia el gran balcón central sostenido sobre ménsulas y con barandilla de hierro exquisitamente trabajado. El espacio entre el gran balcón y las dos ventanas ha sido también decorado con marquetería de yeso imitando columnas, pero esta vez estriadas, de orden dórico y con medallón al centro.

 El lugar donde antes se encontraba el patio ha sido cubierto para lograr un solo andar en el nivel superior, espacio que además ha sido cubierto por una estrictura de metal y policarbonato que coronan en una cúpula. La decoración de los interiores, concebidos por Reed en estilo neoclásico, han sido adaptados para las funciones hoteleras y combinados con herrería de estilo art-nuvó, y una mezcla de mobiliario barroco, art-decó y contemporáneo.

Galería






Imágenes: Página web del Hotel Posada Colonial.

Referencias

  • Jurado Noboa, Fernando (2004). "Casas, calles y gente del Centro Histórico de Quito", tomo I, páginas 160-161. Quito: FONSAL, Editorial Trama.
  • Jurado Noboa, Fernando (2008). "Casas, calles y gente del Centro Histórico de Quito", tomo IV, páginas 158-165. Quito: FONSAL. ISBN 978-9978-366-01-1.
  • Página web del Hotel Posada Colonial: Historia de la Casa.

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