Palacio del Antiguo Círculo Militar


El antiguo Círculo Militar, ubicado en las calles Venezuela y Mejía, está considerado como una de las construcciones monumentales del Centro Histórico de Quito, y como tal es reconocida por la gran mayoría de personas que visitan el casco antiguo de la ciudad por trabajo, turismo o simple tránsito. Su fachada de piedra ornamentada contrasta con las de adobe y yeso que le rodean, además de hacerla visualmente muy llamativa por la misma razón.

El edificio fue construido en el lugar que existía una casa destinada originalmente para el Colegio Juan Montalvo, éste terreno fue cedido por el presidente de la República, Alfredo Baquerizo Moreno, al Círculo Militar. Tras la junta general del Directorio, realizada el 3 de febrero de 1917, se comunicó la decisión de no arreglar la casa existente en aquel entonces, sino más bien de derrocarla para construir y levantar un nuevo edificio. El diseño y planificación de la estructura estuvieron dirigidos específicamente a satisfacer las necesidades sociales y recreativas de las fuerzas armadas del Ecuador, para lo que a finales de 1917 se firmó el contrato de construcción con el arquitecto Francisco Durini Cáceres y el ingeniero Augusto Ridder; mientras que la construcción inició en enero de 1918 y tardó ocho años.


Estilo

El edificio del antiguo Círculo Militar recoge el estilo neoclásico que imperó en la época y, conjuntamente con otros edificios de la misma línea, sientan las bases de un nuevo tipo de arquitectura, que apoyaron al embellecimiento de la ciudad de Quito a la altura de las capitales europeas.


La nueva tendencia, por así decirlo, se extendió con el cambio en la distribución de la planta que antes se hacía alrededor de un patio abierto por el que entraba la luz natural; mientras que en el nuevo estilo el patio se cambia por un lucernario o cubierta de metal y vidrio. Lo que antes constituía una secuencia de volúmenes con patio al centro, ahora eran volúmenes compactos bajo una o más cubiertas. Al desaparecer el patio como elemento de luz y distribución de circulaciones, así como el corredor aporticado alrededor del mismo y de cuyas esquinas salían las circulaciones verticales, se adopta otra solución que generalmente se expresa como una circulación centralizada importante en apariencia, a menudo con gradas de dos accesos o con descansos desde los cuales se conecta con corredores en varias direcciones". Ejemplos claros son los edificios de el Palacio de la Vicepresidencia y el Banco del Pichincha.

En esta línea se enmarca la gran importancia que se dio a la fachada principal, en la que a menudo se utilizan elementos clásicos o neoclásicos, como columnas estriadas de doble altura, tímpanos, guirnaldas, mascarones, motivos escultóricos, etc. Además, se amplían el tamaño de las ventanas, aunque sus vanos fueron cubiertos por diseños de varios travesaños, con vidrios de tamaños pequeños, fáciles de importar y transportar.

Concepción artística de la fachada, por Francisco Durini (1917) Colección Museo de la Ciudad,
fondo Durini.

Construcción

El proceso constructivo del edificio abarca 18 años, desde el inicio de la obra hasta la culminación total de los espacios internos como los conocemos en la actualidad, en 1936. Para entender este proceso se lo divide comunmente tres períodos: el primero, de 1918 a 1926, denominado del primer auge constructivo; el segundo, de 1926 a 1930, en el que se observa una conjugación de actividades en el edificio; y el tercero, de 1931 a 1936, en el que se realizan los últimos trabajos de complementación y adecentamiento interno.

Primer periodo (1918-1926)
En febrero de 1917 el Directorio del Círculo contrató al arquitecto Francisco Durini Cáceres y al ingeniero Augusto Ridder para que realizaran el diseño y construcción del edificio, que sería sede de la institución militar. No se cuenta con amplios datos que permitan describir el proceso constructivo en este período; pero se sabe que se levantó íntegramente la estructura de dos plantas del edificio, incluyendo la Gran Escalera de acceso al segundo piso y la totalidad de la fachada. Además, se realizaron varios trabajos de decoración interna que permitieron inaugurar parcialmente los servicios del Círculo en el año 1926.

Segundo periodo (1926-1930)
En estos años existe una conjugación de trabajos en el edificio. Se puede deducir que los trabajos de construcción interior de la planta alta todavía se efectuaban, por los materiales que se compraron en estos años, se cree se fueron varios trabajos en la cubierta, tumbado y parte posterior de la planta alta. Y paralelamente a estas obras se efectuaron las de decoración general de las dos plantas. 

Tercer periodo (1931-1936)
Para este período el cuadro de egresos da cuenta de una serie de gastos en trabajos complementarios de acabado y decorados internos. Por ejemplo, en junio de 1931 se instaló una chimenea, en julio se colocó un 
bar y se pintó el zócalo del Salón de Juegos; además, se compraron algunos muebles, vitrinas para el comedor y se colocaron claraboyas en la terraza. Los últimos trabajos se realizan en 1936; así, en el mes de octubre se coloca la escalera de hierro que comunica las dos plantas en la parte posterior del edificio, la mampara y entablado del vestíbulo principal, el arreglo y refacción de la terraza, y la colocación de marquesinas interiores y exteriores en diciembre de 1936.

Así se mantuvo en funcionamiento hasta fines de la década de 1980, a pesar de que el edificio ya no prestaba los servicios que los miembros demandaban. De hecho, lejos de proporcionar ingresos, causaba solamente egresos por el estado de humedad continuo que presentaba, y que obligó a realizar varios trabajos de mantenimiento puntuales, como el desmontaje de la cubierta antigua, montaje e impermeabilización de la cubierta nueva y readecuación de drenajes y desagües de cubierta, efectuados en 1989, lo que motivó el desalojo de los bienes muebles. 

En el año de 1995 el Ministerio de Defensa contrató los estudios para restaurar el edificio y destinarlo a Museo de las Fuerzas Armadas en la planta baja, y conservar su uso de salones protocolarios en la planta alta. El Ministerio, conjuntamente con el Fondo de Salvamento del Municipio de Quito firmaron el mismo año un convenio institucional que permitió la restauración integral del inmueble, el mismo que se destinará (por decisión de las dos instituciones) a actividades de carácter social y cultural, guardando la mayor fidelidad en cuanto a su estructura y decoración interior.

Estilo

El estilo del edificio responde a un eclecticismo evidente; así lo demuestra la decoración de la fachada, esculpida en piedra conforme a una composición de gran simetría y riqueza decorativa en la que sobresale la figura del cóndor, ave emblemática ecuatoriana, y que corona el conjunto central. Los vanos inferiores están rematados por dinteles de piedra ricamente decorados, mientras que los vanos superiores están flanqueados por columnas que se apoyan en balcones con balaustradas de moriscos. 

Las piedras de la fachada fueron talladas bajo la dirección del arquitecto Durini, y fueron trasladas desde canteras cercanas a la ciudad de Latacunga. En este trabajo se distinguieron el picapedrero Pedro Cóndor, los escultores Segundo Ortiz y Manuel M. Ayala, quienes fueron los encargados de trabajar el cóndor de piedra que remata la fachada y las letras del nombre, respectivamente. Por los materiales que se compraron en años posteriores, tales como soguillas, clavos, ladrillos, cal, arena, cemento y tejas de vidrio traídas desde Bélgica, se cree que se efectuaron varios trabajos en la cubierta, tumbado y parte posterior de la planta alta. 

Es importante señalar que en el transcurso de los doce meses del año de 1930, los egresos del Círculo Militar estuvieron orientados a solventar los gastos de decorado, instalación de piso, entablado, alfombrado, instalación de luz eléctrica, lámparas y arañas en los salones y pasillos del edificio. Se adquirieron también varios juegos de muebles de sala y comedor en estilo Luis XV y Luis XVI, cortinajes y la instalación de parquét (que fue importado por la casa Fratelli Zuri, desde Italia), como el piso del Salón de los Espejos, con una superficie de 174 m2, que posee cerca de quinientas mil piezas de siete diferentes tipos de madera fina, y que recrean una alfombra.

Plano de la planta baja, por Francisco
Durini (1917). Colección Museo de la
Ciudad, fondo Durini.
La funcionalidad arquitectónica de la planta baja durante este período queda reproducida en uno de los planos, en el que es importante distinguir tres aspectos: 
Primero, la Gran Escalera de acceso a la planta alta estuvo compuesta por un graderío central y dos laterales que, ubicado sobre el vestíbulo inferior, facilitó la comunicación entre los pisos. 
Segundo, la existencia de dos accesos complementarios, el primero una escalera de madera ubicada en el sector izquierdo, que permitía la comunicación interna entre los corredores de las dos plantas. El segundo acceso, una escalera de hierro de forma circular que permitió la comunicación entre los baños. 
Tercero, la existencia de un gimnasio, aún sin ubicación, pero que se supone ocupó alguno de los espacios libres del fondo de la planta. 
En la distribución del espacio, esta planta estaba dedicada a cubrir el área de esparcimiento y diversión del edificio, para ello contaba con salas de juegos, un comedor y salones dedicados al descanso de los socios. 

Plano de la segunda planta, por Francisco 
Durini (1917). Colección Museo de la
Ciudad, fondo Durini.
La funcionalidad arquitectónica de la planta alta, en cambio, está orientada al área socio-cultural; y cuenta para ello con salas conmemorativas, una biblioteca y salones dedicados a personajes ilustres y hechos históricos. Además, hay que resaltar la presencia de la Gran Escalera central de acceso, y la terraza ubicada entre la biblioteca y los reservados. Por otra parte, cabe mencionar que el pasadizo que figura en el plano original, como comunicación directa entre los salones conmemorativos y la biblioteca, no se construyó; por lo que es de suponer que el acceso a este local se lo hizo por la escalera de madera del lado izquierdo del edificio.

En los meses previos a la inauguración se compraron una serie de objetos de servicio, todos importados desde Europa por las diferentes casas comerciales de la ciudad de Quito. Por ejemplo, las vajillas, los cubiertos de plata y la cristalería fue importados para el Círculo por la Casa Najas y Cía. Como esta empresa hubieron otras que se ocuparon de traer las lámparas, tejas de vidrio, espejos mármol, y la puerta principal trabajada en metal e importada por la casa de Joseph Trier desde Alemania. Es importante anotar que en 1931 se instaló en la planta baja un gimnasio completo, equipado con instrumentos importados por la compañía del Dr. Rubbel.

Galería de imágenes

VESTÍBULO DEL PALACIO


GRAN ESCALERA DEL PALACIO




SALÓN DE LOS ESPEJOS























SALÓN DEL OJO DE BUEY (de banquetes)
antigua biblioteca -






SALA DE SESIONES





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