Casa Cevallos-Maldonado

Casa Cevallos-Maldonado. Imagen: propia (2008)

Dirección: calles Esmeraldas y Vargas, esquina
Sector: Centro Histórico
Año de construcción: 1930
Arquitecto: Francisco Durini Cáceres
Estilo: ecléctico (neoclásico academicista, art-nouveau)
Premios: Patrimonio de la Ciudad
Uso actual: hostelería


Historia

Según el censo parroquial de 1768, el gran predio esquinero de las actuales Vargas y Esmeraldas estaba ocupado por una gran casa virreinal que albergaba a veinticinco personas y pertenecía a Juan Viteri, portero de la Real Audiencia, razón por la que esta cuadra era llamada precisamente del Portero. Su cargo consistía en ocuparse de organizar todos los menesteres del personal del Palacio Real, en la Plaza Grande, en el que tenía más de veinte personas a su cargo.

Para el censo de 1797 la dicha casa estaba en manos del sacerdote Ramón Yépes, gran amigo de Eugenio Espejo y seguidor de su pensamiento, por lo que es altamente probable que el prócer haya visitado el lugar alguna ocasión. Residían allí catorce personas, incluidos tres indígenas de servicio y el ama de llaves de nombre Paula Suárez, así como tres matrimonios: José Fructuosos y Pascuala Nieto, Manuel Jaramillo y Mercedes Guerrero, y Baltazar Flores junto a Valentina Zambrano.

Para 1820 el predio pertenecía a María Ribas Encalada, y a finales del siglo XIX a José Grijalva Solano de la Sala, quien probablemente vendió las secciones sur y occidente, dejando el terreno esquinero con el tamaño que conocemos actualmente. En 1930 la casa pasó a manos del sastre Abraham T. Cevallos, de gran prestigio por haberse especializado en París y Londres. Vivían con él su esposa Lucila Maldonado, los cinco hijos de la pareja, y otros dos del primer matrimonio de la mujer.

Fue Cevallos quien contrató los servicios del afamado arquitecto italo-suizo Francisco Durini Cáceres, autor de muchas de las más bellas construcciones de la ciudad durante aquella época, para derrocar la casa virreinal y levantar una nueva construcción inspirada en las grandes mansiones que él mismo había admirado durante su estancia en París, con dos pisos, entresuelo y una buhardilla en mansarda que destacaba en el horizonte y permitía admirar la ciudad por sobre los techos de las casas vecinas.

Durante la década de 1940 la mayor parte de la casa fue arrendada para el funcionamiento de la Pensión Aguirre, administrada por un colombiano de apellido Insuasti, y para la de 1950 funcionaba también la oficina del comandante ambateño Augusto Cobo Cobo. Así mismo, entre 1951 y 1956 residió en la pensión un joven Oswaldo Viteri, estudiante ambateño que terminaría consagrándose como uno de los pintores más importantes del país en el siglo XX, y que en su libro "Memorias" relataría como compartía vivienda no solo con otros estudiantes como él, sino también con políticos, cantantes, artistas de circo y bailarinas de club.

El sastre Cevallos, que al parecer ya no residía en la casa y hacía gala de un carácter muy impositivo, falleció en 1975 con 98 años de edad, y desde entonces el elegante edificio ha mantenido su uso como pensión u hostal, aunque no siempre de buen nombre.


Arquitectura

Fachada norte, hacia la calle Esmeraldas.
Imagen: Google Street View (2014).
La Casa Cevallos-Maldonado fue una de las obras favoritas del arquitecto italo-Suizo Francisco Durini Cáceres, quien construyó una de lenguaje similar hacia el norte de la misma calle Vargas, conocida como Palacio Landázuri en la zona de la Basílica del Voto Nacional. El terreno esquinero se caracteriza por la pronunciada pendiente en ambos frentes del edificio, lo que fue hábilmente resuelto con un entresuelo lo suficientemente alto para dar cabida a locales comerciales hacia la fachada oriental, y pequeñas ventanas a nivel de piso en el zócalo de la fachada norte.

La estructura habitable se alza en dos niveles y la buhardilla disimulada por un techo en mansarda, típico del lenguaje neoclásico academicista que Durini le imprimió a la mayor parte exterior del edificio. Las fachadas confluyen en la ochava esquinera, que jerarquiza visualmente el conjunto por su elegante remate con un volumen a modo de torrecilla, también cubierto con techo en mansarda pero a mayor altura, que constituye el elemento característico del inmueble.

La ventanería del primer piso está conformada por arcos rebajados, mismos que presentan antepechos de hierro forjado en la fachada oriental, que es más alta con respecto al nivel de la calle. Los vanos del segundo piso, simétricamente dispuestos a los de abajo, tienen forma de arcos de medio punto, con puertas de carpintería art-nouveau que se abren hacia balcones sostenidos por ménsulas y nuevamente con antepechos de hierro. Las ventanillas de la buhardilla, también con forma de arco de medio punto pero mucho más pequeñas, presentan así mismo antepechos de hierro forjado.

El ingreso al interior del inmueble se realiza por el extremo occidental de la calle Esmeraldas, y una vez dentro se puede apreciar la preferencia por los acabados de estilo art-nouveau, que incluyen piso de baldosa hidráulica con diseños geométricos, escaleras de madera, barandas de hierro forjado y puertas con carpintería de caprichosas formas. Los espacios son bien iluminados gracias a las ventanas que dan hacia la calle, así como al patio interior, que mantiene la tradición andaluza del Centro Histórico.


Referencias

  • Jurado Noboa, Fernando (2009). "Calles, casas y gente del Centro Histórico de Quito", tomo VI. Quito: FONSAL.
  • Observaciones y entrevistas propias.

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