Casa Angulo-Tobar (antiguo Presidio)

Casa Angulo-Tobar, antiguo presidio (2014). Imagen: Google Street View.

Dirección: calles Venezuela y Olmedo
Sector: Centro Histórico
Año de construcción: 1890
Arquitecto: desconocido
Estilo: historicista (neoclásico)
Premios: Patrimonio de la Ciudad
Uso actual: comercial


Historia

Los primeros datos relativamente certeros de los que se dispone, nos llevan a pensar que el predio actual de la casa era parte de uno mucho más grande, que abarcaba toda la mitad norte de la manzana, y que en 1650 pertenecía a Francisco Villegas Santamaría, quien la habría entregado como dote de su hija al yerno, el lojano Antonio de Montoya. Aparentemente, éste la habría vendido después a Juan Muñoz Chamorro, que aparece como su propietario en documentos de 1662, época en que la gran casona habría tenido dos patios grandes, seis pequeños, huerta y establos.

En su testamento de 1719, el general José Barnuevo y Albía deja la casa a su esposa Luisa Messía-Ponce de León y Aramburu, que ya aparece como dueña en 1723, y quien probablemente acabó arrendándola a la Real Audiencia para la instalación de la Cárcel de Santa Marta de Corte, llamada también Hospital de Belén. Este presidio es nombrado en el Gazzetiere Americano de 1736, y aparece detallado en el plano de Montúfar de 1805.

En febrero de 1746 Esteban de la Cuesta y Jijón adquirió el inmueble en un remate público por la cantidad de 500 pesos, y es probablemente él quien se la habría vendido definitivamente a la Real Audiencia, que veinte años más tarde había ocupado también la casa de lo que hoy es el Palacio del Círculo Militar, que serviría largos años para las presidiarias mujeres.

El predio en 1805, plano de Montúfar.
Imagen: archivo personal.
La propiedad fue testigo de su mayor hecho histórico el 2 de agosto de 1810, cuando llevaba el nombre de Presidio Urbano, y un pequeño grupo de quiteños asaltó el edificio para liberar a los soldados que un año antes habían participado del Primer Grito de Independencia. La asonada sucedió a las cuatro de la tarde, cuando armados únicamente de puñales, José Jerez, José Antonio Pereira, José Mariano Rodríguez y Juan Antonio Silva, ingresaron y sometieron a los guardias.

Una vez liberados los presos, cuyo número rondaba alrededor de los catorce, formaron juntos un pequeño batallón que se dirigió a un segundo asalto en el Cuartel junto al Palacio de la Real Audiencia, donde pretendían liberar a los cabecillas de 1809. Todos sabemos lo que sucedió después de fallar este segundo intento, en el que no solo murieron quienes habían sido liberados, sino que los soldados realistas llegaron al Presidio y mataron a siete hombres que se habían negado a salir con los revolucionarios.

El 2 de mayo de 1834 el Gobierno de Juan José Flores sacó a remate la gran sección esquinera del Presidio, y el señor José Avendaño la adquirió por la cantidad de 2.900 pesos, para después de 1840 vendérsela a la familia Daste Armero. Por otro lado, la actual y pequeña casa contigua por el norte (entre ésta y el Círculo Militar), continuó funcionando como Cárcel hasta que también salió a remate en 1850, allí se encontraron numerosos restos humanos en excavaciones llevadas a cabo en el siglo XX, seguramente de los presos que fueron enterrados en el lugar.

La gran casa esquinera de los Daste Armero tuvo que ser parcialmente derrocada y reconstruida tras el terremoto de 1859. En 1862 se celebró aquí la Fiesta de la Niña María, en la que se repartieron figuras de azúcar como recuerdo a los asistentes, toda una novedad en el Quito de aquella época pues habían sido traídas por Virginia Klinger directamente desde París, como regalo para su amiga Ursulina, viuda de Daste, que era la propietaria por aquel entonces.

La casa fue heredada por Isabel Daste Armero de Arboleda, que alrededor de 1870 la vendió a Juan del Corral Martínez Osorio y su esposa, Margarita Escudero Carrión, quienes vivieron allí por largos años, aproximadamente hasta mediados de 1889. Ese año, la heredera Conchita Corral Escudero, vendió la propiedad por 23.000 pesos a Rafael Angulo Freile, que mandó a derrocar totalmente el edificio y edificar la mansión de lenguaje neoclásico que ha llegado hasta nuestros días, con un hermoso jardín afrancesado posterior, y la portada de piedra con escudo español que conservó de tiempos del antiguo Presidio.

Al terminar el nuevo edificio en 1890, Angulo se trasladó a vivir allí junto a su esposa Matilde Tobar Freile y las dos famosas hijas del matrimonio: Carmen y Mercedes. La primera terminaría heredando la casa al ser la mayor y, casada como estaba con el piloto italiano Elia Liut, permitió que por largos años se almacenara en los jardines posteriores un avión desarmado de los que su marido había volado pioneramente en los albores de la aviación ecuatoriana.

Entre 1933 y 1934 la mansión fue también residencia presidencial, pues estuvo arrendada por Juan de Dios Martínez Mera, que la ocupaba junto a su esposa Francisca Torres Lazcano y sus hijos. En 1934 la sección de los jardines posteriores fue vendida al cuencano Ricardo Crespo Ordóñez para la construcción de la Panadería Royal, uno de los primeros edificios industriales de la ciudad, y que aún se encuentra sobre la calle Olmedo.

En 1937 Carmen Angulo de Liut vendió la casa a Francisco Galárraga, que solía arrendar algunos cuartos a parientes y amigos, así como a consultorios y oficinas. En la actualidad esta actividad comercial de mediados del siglo XX se ha apoderado de la totalidad del inmueble, que usa cada espacio posible para tales fines.

Arquitectura

El predio en 1888, plano de Gualberto Pérez.
Imagen: archivo personal.
La Casa Angulo-Tobar está implantada en un terreno esquinero y con frente hacia la calle Venezuela, desarrollada en dos pisos a los que, debido al desnivel de la pendiente, se suma un tercero en el fondo de la fachada baja lateral, hacia la calle Olmedo. Como es usual en el Centro Histórico, la casa se levanta sobre la línea de fábrica, es decir sin retiro de la acera, y su lenguaje arquitectónico responde al historicismo neoclásico típico del siglo XIX en el país.

La fachada principal destaca por la portada de ingreso, de columnas estriadas y dintel con clave tallada del escudo de armas del Reino de Castilla y León, recuperado del antiguo Presidio que ocupó el terreno entre los siglos XVIII a XIX, y que fue derrocado en 1889. Sobre éste observamos una ventana con antepecho de hierro forjado, flanqueada con columnas falsas para darle predominancia sobre las demás del segundo piso, de características similares y que se ubican simétricamente a los lados en número de tres.

Las paredes dejan ver un diseño de bloques en la parte baja, y se presentan lisas en la superior, sin ornamentación más allá de las molduras sobre las ventanas, y aquella que recorre todo el coronamiento del edificio, sobre el que descansa el alero del techo sostenido con finas vigas de madera a modo de esbeltas ménsulas. Los locales comerciales hacia la calle Venezuela se abren en vanos rectangulares que debieron ser ampliados de los originales, y que se encuentran directamente bajo cada una de las ventanas.

Un largo zaguán lleva al interior del inmueble, desembocando en el gran patio central rodeado de galerías con arcos rebajados y columnas de orden toscano. La amplia escalera de piedra se ubica en la esquina suroccidental, y lleva al segundo piso de anchos corredores entablados con columnas de mampostería de ladrillo enlucidas y estriadas, arcos rebajados, claves resaltadas con modillones, y antepechos con pasamanos y barandas de hierro en los intercolumnios. A estas galerías se abren directamente los espacios donde antaño se desarrollaban los salones y habitaciones de la familia Angulo-Tobar.

La parte baja de la fachada lateral, en la calle Olmedo, también se abre con locales comerciales de factura más moderna y techos tan altos que poseen mezzanine, luciendo elementos decorativos exteriores ajenos al neoclásico, como los paneles usados entre los vanos con canales ondulados horizontales típicos del art-deco. Al final del terreno y pegado al edificio de la Panadería Royal, se puede observar la diferencia estilística de un volumen adherido, claramente moderno de techo a suelo.

Galería

La casa y sus jardines en 1903, plano de Highley.
Imagen: archivo personal.


Referencias

  • Jurado Noboa, Fernando (2009). "Casas, calles y gente del Centro Histórico de Quito", tomo IV. Quito: Editorial Trama.
  • Ortiz Crespo, Alfonso; Peralta, Evelia; Moreira Viteri, Pablo (2004). "Ciudad de Quito, guía de arquitectura", tomo II. Quito-Sevilla: Junta de Andalucía.

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