Hospital Carlos Andrade Marín

Hospital Carlos Andrade Marín visto desde el oriente (fachada principal).
Imagen: Diario El Norte.


Dirección: calle Ayacucho, entre 18 de Septiembre y Portoviejo
Sector: Miraflores
Año de construcción: 1961-1970
Arquitecto: Walter Distel (diseño) / Marcelo Saá, Guillermo Jaramillo (construcción)
Estilo: internacional

Premios: ninguno
Uso actual: hospitalario

Historia

Quinta Miraflores (circa 1960).
Originalmente el sitio en el que hoy se levanta la casa de salud fue parte de la gran Hacienda Miraflores, perteneciente desde tiempos virreinales a los Marqueses de Maenza, y que con el tiempo pasó a manos de sus descendientes mediante la rama de los Ascázubi. Entre los datos curiosos de esta propiedad, se cuenta que en ella se encontraron varias veces el joven diputado Gabriel García Moreno y una entrada en años Rosa Ascázubi y Matheu, quien se convertiría en su primera esposa y era miembro de la mencionada antigua familia marquesal.

Para mediados del siglo XX la otrora inmensa hacienda ya había sido retaceada entre los herederos y lotizada por algunos de ellos, como fueron los casos de las urbanizaciones Bonifaz-Jijón y Campos Eliseos, quedando únicamente la casa principal en el lugar que nos concierne en este artículo, época en la que ya era conocida simplemente como Quinta Miraflores.

Transcurría la tercera presidencia de José María Velasco Ibarra, cuando en 1956 el terreno de poco más de cuatro hectáreas fue vendido a la Caja del Seguro Social por 3,6 millones de sucres, para la construcción de un moderno hospital que aliviara la pesada carga que desde la década de 1940 llevaba el Dispensario Central del Centro Histórico, ubicado en la esquina de las calles Benalcázar y Manabí. Pocas semanas antes, el 2 de febrero del mismo año, se había celebrado un contrato con el reconocido arquitecto alemán Walter Distel para que elaborara el anteproyecto del enorme edificio.

El 30 de julio, en cambio, se adjudicó el contrato del cálculo estructural al ingeniero quiteño Galo Pazmiño, quien trabajó sobre los datos del anteproyecto y el proyecto definitivo, este último también elaborado por Distel entre 1958 y 1960. Alberto Acosta Velasco, entonces presidente de la Caja de Pensiones, convocó a un concurso de ofertas para la construcción de la obra, en la que resultaron ganadores los ingenieros Marcelo Saá Chacón y Guillermo Jaramillo Sandoval.

Vista aérea del sector de Miraflores, con el
Hospital en plena construcción (circa 1965).
Por razones políticas y financieras el proyecto quedó suspendido hasta el 1 de febrero de 1961,  cuando el presidente Velasco Ibarra en su cuarto mandato firmó finalmente el contrato para la construcción, y se inició el movimiento de tierras ese mismo día. 

La obra se levantaría en tres etapas: la primera a un costo de 37 millones de sucres para el pabellón de Consulta Externa, quirófanos, maternidad, laboratorios, botica y cocinas; la segunda por siete millones para albergar 134 camas; y la tercera aumentando otro pabellón de 250 camas adicionales a un costo similar. Es decir, el total de pacientes que se podía recibir era de 640, pudiendo habilitarse hasta 800 en casos emergentes.

El equipamiento de la casa de salud, considerada en su tiempo de las más modernas de Latinoamérica, se contrato a la firma estadounidense AHSECO (American Hospital Supply Export Corporation), asentada en Evanston-Illinois y representada en Quito por León de Chateauvieux. Los equipos de rayos-x, por otra parte, se adquirieron al consorcio holandés-alemán Philips-Siemens, comenzando a funcionar en el servicio de Imagenología el 9 de mayo de 1969. El costo final de la construcción y equipamiento de la nueva casa de salud ascendió a un total de 132'279.720 sucres.

Pese a estar terminado, la inauguración del edificio se postergó una vez más por asuntos políticos, incluso se llegaron a utilizar sus amplios pasillos para una exposición nacional de automóviles. Hasta que a mediados de mayo de 1970 un grupo de médicos encabezados por los doctores Augusto Bonilla Barco y Max Ontaneda Pólit, se reunieron en la Clínica del Centro Histórico y decidieron trasladarse al nuevo hospital aún sin la orden del Gobierno, llevando consigo a los pacientes graves, algunos equipos, muebles e instrumental, trasladando todo en sus propios vehículos y las ambulancias de la institución. Un hecho inolvidable en la historia de la medicina ecuatoriana.

Finalmente, dos semanas más tarde, la tarde del 30 de mayo de 1970  se inauguraba de manera oficial el Hospital Carlos Andrade Marín, como homenaje al insigne médico que había dirigido el servicio clínico en el Dispensario Central desde 1938. El acto estuvo presidido por el presidente José María Velasco Ibarra, y acompañado por autoridaes como el doctor Raúl Zapater Hidalgo, gerente de la Caja del Seguro Social, el doctor César del Pozo, flamante director de la casa de salud, y el arzobispo de Quito Pablo Muñoz Vega, que realizó la bendición del inmueble.

Arquitectura

Maqueta del Hospital, elaborada circa 1965.
Al momento de su inauguración, esta estructura de 12.550 metros cuadrados de construcción se convirtió en la casa de salud más importante del país, tanto por su capacidad, como tecnología, y sin duda constituye hasta día de hoy uno de los principales exponentes de la arquitectura hospitalaria moderna a nivel nacional. Su diseño puede encajar con facilidad en el estilo internacional que tan de moda estuvo en la ciudad durante las décadas de 1950 y 1960, y que de alguna manera se convirtió en la corriente arquitectónica insigne del Estado.

El edificio se distribuye en cuatro bloques dispuestos uno tras otro en sentido norte-sur, y que a la vez van sorteando el pronunciado desnivel del terreno que se agudiza hacia el occidente. El primero es el pabellón administrativo y de Consulta Externa, que alcanza los dos pisos de altura y constituye la fachada principal, con acceso desde la calle Ayacucho a través de una rampa vehicular que lleva a las puertas de un gran vestíbulo de ingreso, elegante, amplio y de gran altura. Los dos siguientes se levantan cinco niveles sobre el piso, el cuarto seis, y todos se encuentran conectados entre sí por otros bloques dispuestos al medio en sentido oriente-occidente.

El ingreso al área de Emergencia se realiza por el gran patio a modo de herradura que queda entre los bloques tres y cuatro, sobre la calle 18 de Septiembre. Mientras que al otro lado del mismo, se encuentra un patio gemelo que sirve de acceso para los camiones de suministros y de las áreas de cocina y limpieza. En la parte posterior, una gran explanada sirve como parqueadero con ingreso desde la avenida Universitaria. Las jardineras de todo el conjunto fueron diseñadas originalmente para preservar la flora original de la Quinta Miraflores, y aunque aún sobreviven algunas plantas y árboles, otras han sido cambiadas con el paso de los años.

Galería

Vista de la Quinta Miraflores (circa 1960).

Concepción artística del proyecto final (1960).

Guillermo Jaramillo y Marcelo Saá en la
casa de la Quinta Miraflores, convertida
en casa de obras (circa 1962).

Obras de cimentación (circa 1961).

Obras de construcción (circa 1962).

Obras de Construcción (circa 1962).

Dr. Carlos Andrade-Marín, en honor
a quien el Hospital recibió su nombre.

Dr. César del Pozo, primer director
del Hospital Carlos Andrade Marín.

Reportaje en el que se muestran
algunos de los interiores de 1970.

El Hospital completamente terminado y a punto
de ser inaugurado, en mayo de 1970.

Vista contemporánea del Hospital (2018).

Referencias

  • Echezuria, César; avarro Guzmán, José (2011). "Hospital Carlos Andrade Marín, un hospital amigable", pp.42-59. Quito: Unimarket.
  • Entrevista personal realizada en 2002 a la licenciada Esthela Molina Guerrero, auditora nacional del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social.
  • Notas y observaciones tomadas a lo largo de mi vida como nieto e hijo de trabajadoras del Hospital Carlos Andrade Marín.

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