Basílica del Voto Nacional
Fachada oriental de la Basílica del Voto Nacional (2009). Imagen: propia. |
Dirección: calle Carchi, entre Venezuela y García Moreno
Sector: Centro Histórico
Arquitecto: Emilio Tarlier / Franz Schmidt / Francisco Durini
Arquitecto: Emilio Tarlier / Franz Schmidt / Francisco Durini
Año de construcción: 1892 - 1988
Estilo: historicista neogótico
Uso actual: culto religioso católico
El largo camino para la construcción de la Basílica del Voto Nacional inició el 25 de marzo de 1874 con la consagración de Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús, realizada por orden del entonces presidente Gabriel García Moreno y llevada a cabo por el arzobispo de Quito, monseñor José Ignacio Checa y Barba. Esta es una de las varias razones por las que al ser asesinado en 1875, García Moreno se convirtió en mártir de la fe católica.
Para 1890 el presidente Antonio Flores Jijón contrató los servicios del arquitecto francés Emilio Tarlier, cuyo celebrado trabajo de estilo neogótico había conocido mientras estuvo representando al Ecuador en Europa, encargándole el diseño de los planos de la Basílica, mismos que terminaría y enviaría a Quito en 1894. En 1892 los padres del Corazón de Jesús fueron relevados de su labor, pues en cinco años poco habían hecho para lograr el objetivo de la construcción del templo.
El 10 de julio de 1892, tras una nueva ceremonia de colocación de la primera piedra, esta vez ya en el lugar definitivo y presidida por el presidente Luis Cordero Crespo, así como bendecida por el arzobispo José Ignacio Ordóñez, se iniciaron los trabajos de limpieza del terreno y nivelación de tierra, dirigidos por el arquitecto prusiano Franz Schmidt, quien se haría cargo de la construcción del proyecto una vez que llegaran desde Francia los planos de Tarlier.
Llamada también Basílica de San Juan por la colina a cuyos pies está ubicada, o Basílica del Sagrado Corazón por estar consgrada al Sagrado Corazón de Jesús, constituye el edificio neogótico más importante del continente americano y es comunmente comparada con la catedral de Notre Dame en París, o la de Colonia en Alemania.
Origen del término
A menudo existe una confusión entre los términos basílica y catedral que se usan dentro de la iglesia católica, y para entender su diferencia empezaremos explicando como nació el término basílica y su evolución. Así, una catedral es la sede del obispado de una diócesis (provincia eclesiástica) que puede o no tener el título de basílica, pero siempre es el templo de mayor rango en la ciudad.
En cuanto al término basílica, este era originalmente aplicado a los edificios romanos de techos altos y espacio interior abierto, destinados a la administración de justicia o al comercio. Tradicionalmente se ubicaba en el foro, es decir el centro administrativo de las grandes ciudades, y tras la conversión del Imperio Romano al cristianismo (313 d.c.), esta tipología arquitectónica se empezó a usar en los nuevos lugares de culto religioso.
La basílica católica está dividida en dos tipos: mayores y menores. Las primeras están relacionadas con los lugares en los que vivió Jesús, como la de la Natividad en Belén; donde sucedieron los hechos de la Pasión de Cristo, como la del Santo Sepulcro en Jerusalén; o por estar en lugares donde han sido enterrados mártires de los primeros siglos del cristianismo, como la de San Pedro en El Vaticano, o Santiago de Compostela en España. Las primeras iglesias de la ciudad de Roma también adquirieron esta categoría desde un inicio, entre ellas las de Letrán y San Pablo Extramuros.
Por otro lado, las basílicas menores adquieren ese rango por un otorgamiento papal especial, o por reconocimiento de la Santa Sede a un templo que cumple con las siguientes características:
- Excepcional esplendor y perfil destacado en el horizonte urbano.
- Foco espiritual de una comunidad.
- Poseer un tesoro espiritual.
- Venerar al Señor, a la Virgen y a un Santo.
Las iglesias mayores de una orden religiosa en cada país también suelen ser conocidas como basílicas debido a que son el foco espiritual de la misma, pero generalmente no suelen tener ese calificativo de manera oficial. En Quito, por ejemplo, existe la Basílica de Nuestra Señora de La Merced, aunque en El Vaticano no es reconocida en ese rango.
Historia
Gabriel García Moreno (izquierda). Monseñor José Ignacio Checa y Barba (derecha). |
El 23 de julio de 1883 el Pentavirato de Gobierno Provisional de Quito instalado tras la destitución de Veintemilla, expidió un decreto para iniciar los estudios del proyecto para levantar un monumental templo consagrado al Corazón de Jesús, cuya primera piedra sería colocada a finales del mismo año por el nuevo presidente José María Plácido Caamaño en los terrenos al norte del Parque La Alameda, donde se planificó inicialmente la obra.
El 4 de octubre del año siguiente, la Asamblea Constituyente ratificó la construcción mediante un decreto, en el que incluía la entrega de doce mil pesos anuales del erario nacional (presupuesto del Estado), a razón de mil pesos mensuales hasta que se terminara la obra. Se aclaraba, además, que los materiales de construcción y obras de arte decorativas debían ser de procedencia nacional a menos que su compra en el extranjero fuera absolutamente necesaria.
Ese mismo año, Antonio Flores Jijón, enviado como ministro plenipotenciario del Ecuador ante Francia e Italia, inició exitosamente las negociaciones con El Vaticano para conseguir los permisos que se necesitaban para convertir el proyecto del templo en una basílica para Quito. Este propósito se conseguiría en 1887, cuando el papa León XII expidió la autorización del rango. El 3 de julio de 1885 el Cuarto Concilio Provincial de Quito convertiría la construcción de la Basílica en un compromiso religioso a nombre del país.
El 4 de octubre del año siguiente, la Asamblea Constituyente ratificó la construcción mediante un decreto, en el que incluía la entrega de doce mil pesos anuales del erario nacional (presupuesto del Estado), a razón de mil pesos mensuales hasta que se terminara la obra. Se aclaraba, además, que los materiales de construcción y obras de arte decorativas debían ser de procedencia nacional a menos que su compra en el extranjero fuera absolutamente necesaria.
Ese mismo año, Antonio Flores Jijón, enviado como ministro plenipotenciario del Ecuador ante Francia e Italia, inició exitosamente las negociaciones con El Vaticano para conseguir los permisos que se necesitaban para convertir el proyecto del templo en una basílica para Quito. Este propósito se conseguiría en 1887, cuando el papa León XII expidió la autorización del rango. El 3 de julio de 1885 el Cuarto Concilio Provincial de Quito convertiría la construcción de la Basílica en un compromiso religioso a nombre del país.
En 1887 el Gobierno encargó la vigilancia del proyecto a los padres del Corazón de Jesús. Durante esta época tuvieron lugar los estudios de suelo de La Alameda, que arrojaron datos desfavorables para la construcción de un edificio de piedra con el peso planeado sin incurrir en grandes gastos de cimentación o poner en riesgo la estructura, y se decidió adquirir las tierras de una quinta perteneciente a la familia Hurtado, ubicada a los pies de la colina de San Juan, hasta donde se trasladaría la obra.
Basílica de Quito, por Emilio Tarlier (1894). Imagen: cortesía de Luis Azuero Herrera. |
El 10 de julio de 1892, tras una nueva ceremonia de colocación de la primera piedra, esta vez ya en el lugar definitivo y presidida por el presidente Luis Cordero Crespo, así como bendecida por el arzobispo José Ignacio Ordóñez, se iniciaron los trabajos de limpieza del terreno y nivelación de tierra, dirigidos por el arquitecto prusiano Franz Schmidt, quien se haría cargo de la construcción del proyecto una vez que llegaran desde Francia los planos de Tarlier.
En 1895 se vincularía al proyecto el nombre del sacerdote Julio María Matovelle, senador por Pichincha en el Congreso Nacional, quien presentó y logró que se aprobara un proyecto de ley para, mediante un impuesto a la sal, aumentar el financiamiento de la construcción del templo. En 1897 el arzobispo Pedro Rafael González Calisto encargó supervisar las obras al mismo padre Matovelle, que junto a su recién fundada comunidad de Misioneros Oblatos, y los arquitectos prusianos Franz Schmidt y Pedro Brunning, este último también sacerdote con varias obras importantes en el país, construyeron la Capilla del Inmaculado Corazón de María.
En diciembre de 1909 se entregó totalmente terminada la acogedora Capilla dedicada a la madre de Jesús, considerada la parte más antigua de la Basílica del Voto Nacional, que a partir de ese momento empezó a acoger misas en su interior. Es importante aclarar también que esta sería la única parte del conjunto que se levantó respetando absolutamente los planos de Tarlier, la decoración exterior con gárgolas de tipo francés, así como el uso de piedra para los muros y bóvedas.
Los trabajos para el inicio de la construcción del templo mayor, dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, se paralizaron hasta 1923 por temas financieros. Una vez que estos arrancaron, y para ahorrar costos, se aceptaron por algunos años donaciones de creyentes que no solo proporcionaron dinero, sino también mano de obra o materiales de construcción, a cambio de grabar sus nombres en las piedras que hoy pueden ser vistas en la parte posterior del templo, tanto en el interior como en el exterior.
Al fondo la Capilla del Corazón de María, y adelante los pilares del templo (circa 1930). Imagen: El Comercio, archivo de Luis Azuero Herrera. |
Los trabajos para el inicio de la construcción del templo mayor, dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, se paralizaron hasta 1923 por temas financieros. Una vez que estos arrancaron, y para ahorrar costos, se aceptaron por algunos años donaciones de creyentes que no solo proporcionaron dinero, sino también mano de obra o materiales de construcción, a cambio de grabar sus nombres en las piedras que hoy pueden ser vistas en la parte posterior del templo, tanto en el interior como en el exterior.
La lenta construcción del templo mayor, que se extendería a lo largo de casi todo el siglo XX, contó con la dirección de prestigiosos arquitectos como el prusiano Pedro Brunning o el suizo Francisco Durini Cáceres, que realizaron cambios en la estructura y debieron solucionar problemas que aparecían sobre la marcha. Fue Durini precisamente quien propuso usar bloques de cemento en lugar de piedra, lo que alivianó el peso de la estructura y permitió que las torres mantuvieran la altura original de los planos de Tarlier, que en algún momento se había decidido reducir por temor a las fallas estructurales de la piedra.
Entre las décadas de 1960 y 1970, la construcción pasó a ser encargada al ingeniero Galo Pazmiño y al arquitecto Virgilio Flores Vallejo, supervisada a nombre de la Comunidad Oblata por el padre Rigoberto Correa, quien fue el responsable de cambiar el plan decorativo tradicional al de temática de exaltación nacional y panamericana que conocemos a día de hoy: como sustituir las gárgolas por animales endémicos, o los medallones con los escudos de los países de América, que se han convertido en un símbolo distintivo de la Basílica quiteña. Además, después de visitar la Cripta Real del Monasterio del Escorial, donde yacen los cuerpos de los reyes y reinas de España, solicitó añadir un Panteón Nacional de Jefes de Estado en el lado occidental de las criptas públicas.
En tiempos más contemporáneos, es de resaltar las entregas de fondos hechas por los gobiernos de Guillermo Rodríguez Lara (1972-1976) y León Febres-Cordero (1984-1988), quienes inyectaron importantes sumas de dinero para acelerar la construcción; sobre todo el segundo, que deseaba la obra concluida antes de la visita del papa Juan Pablo II, programada para enero de 1985. En el marco de dicha visita apostólica, el 30 de enero el Papa bendijo el edificio mediante una misa celebrada por él mismo en el templo. Finalmente, y aunque posee muchas decoraciones por terminar, el 12 de julio de 1988 la basílica fue oficialmente consagrada e inaugurada por el arzobispo de Quito, Antonio José González Zumárraga.
Construcción de la fachada y las torres (1978). Imagen: archivo propio. |
En tiempos más contemporáneos, es de resaltar las entregas de fondos hechas por los gobiernos de Guillermo Rodríguez Lara (1972-1976) y León Febres-Cordero (1984-1988), quienes inyectaron importantes sumas de dinero para acelerar la construcción; sobre todo el segundo, que deseaba la obra concluida antes de la visita del papa Juan Pablo II, programada para enero de 1985. En el marco de dicha visita apostólica, el 30 de enero el Papa bendijo el edificio mediante una misa celebrada por él mismo en el templo. Finalmente, y aunque posee muchas decoraciones por terminar, el 12 de julio de 1988 la basílica fue oficialmente consagrada e inaugurada por el arzobispo de Quito, Antonio José González Zumárraga.
Arquitectura
Planta de la Basílica. |
La Basílica del Voto Nacional es una estructura de lenguaje historicista neogótico, una corriente que buscaba recuperar la arquitectura de tiempos pasados adaptándolos a las comodidades y materiales que ofrecía la modernidad a finales del siglo XIX; en este caso inspirada en las edificaciones de la época medieval en Europa, sobre todo en Francia, Inglaterra y Alemania.
Pese a que su vista más conocida es la que se obtiene desde el parque García Moreno, al oriente del conjunto, lo cierto es que la fachada principal de la Basílica del Voto Nacional está orientada hacia el sur, es decir hacia la calle Carchi. El recurso de la falsa piedra, introducido por Francisco Durini cuando estuvo a cargo de los trabajos constructivos a inicios del siglo XX, le dan un característico tono gris claro a todo el conjunto.
La Basílica del Voto Nacional es internacionalmente reconocida por sus gárgolas y acróteras, que tradicionalmente en Europa son figuras antropomórfas de origen mitológico que cuidan las iglesias, las primeras diseñadas para botar el agua de los techos, y las segundas meramente decorativas. Sin embargo, en este templo quiteño se hizo un aporte inédito al neogótico, reemplazando los custodios demoníacos por animales endémicos del país, como caimanes, tortugas de Galápagos, piqueros de patas azules, armadillos, monos aulladores, pumas, etc. La disposición de estas figuras también es representativa, pues en el nivel más bajo se han colocado las especies marinas y terrestres, mientras que en el más alto a las aves en posición de vuelo.
Tres grandes puertas frontales con forma de arco ojival, dan acceso al vestíbulo del templo, y sobre ellas se pueden encontrar el Escudo del Ecuador (centro), el de la Arquidiócesis de Quito (occidente) y el de la Basílica misma (oriente). Este último es una concesión que se da a todas las basílicas reconocidas por la Santa Sede, y que en el caso del templo quiteño posee las siguientes características: un escudo francés en cuyo campo se encuentra una cruz latina con dos corazones al centro, uno con corona de espinas que representa a Jesús, y otro con corona de rosas que representa a la Virgen María. Sobre este, una banda con la frase "Regnum Adveniat Tuum" (“Venga a nosotros tu reino”).
El templo también tiene un sentido panamericanista, evidente en los 24 escudos que tienen cabida en las fachadas laterales, originalmente pensados de bronce, pero que van siendo donados en piedra por las embajadas de los diferentes países. Al costado occidental, sobre la terraza hacia la calle García Moreno, se encuentra el lugar en el que se izan las banderas de todas las naciones del continente.
Torres
Torres frontales vistas desde el cimborrio (o torre de los Cóndores). Imagen: propia. |
En la Basílica del Voto Nacional destacan las dos torres frontales usadas como campanarios, que con sus 110 metros de altura y 5 más en las cruces que las coronan (para un total de 115), convierten a este templo en la estructura más alta construida por el hombre en la ciudad de Quito, superando incluso a los modernos edificios de oficinas levantados en las últimas décadas. Son, además, la segunda estructura religiosa más alta del continente americano, sólo por detrás de la torre de la Catedral de Maringá en Brasil, que tiene 124 metros.
La torre que se levanta sobre el crucero del templo, llamada cimborrio en arquitectura, recibe el nombre popular de Torre de los Cóndores, pues en su parte más alta está decorada con acróteras de cóndores, el ave emblema del Ecuador que está presente incluso en el escudo nacional. La altura de la torre es de 70.5 metros, que se dice es la mínima que estas aves de carroña necesitan para emprender el vuelo.
Plan escultórico
El plan escultórico de la Basílica incluye más de 230 efigies de bronce que deben ocupar todas las hornacinas que se aprecian en los exteriores del templo. Entre las imágenes decorativas no sólo se encuentran personajes relacionados con la religión, sino también con la historia nacional como indígenas, artistas, poetas, científicos, militares y políticos. Con más del 90% aún sin completar, se calcula que terminarlas tendría un costo aproximado de 6 a 8 millones de dólares.
Esculturas de Monseñor Checa y Barba y el presidente García Moreno. Imagen: propia. |
Por lo pronto, la fachada principal es la única que exhibe parte de estas esculturas, entre las que se encuentran, de occidente a oriente:
- Santo hermano Miguel, segundo santo ecuatoriano (canonizado en 1984).
- Cardenal Carlos María de la Torre, arzobispo de Quito entre 1933-1967. Primer ecuatoriano en ingresar al Colegio cardenalicio, fue asistente del trono papal para Latinoamérica, abrió la causa de beatificación y canonización de Gabriel García Moreno.
- Monseñor José Ignacio de Checa y Barba, arzobispo de Quito entre 1868-1877. Consagró el Ecuador al Corazón de Jesús.
- Gabriel García Moreno, presidente entre 1861-1865 y 1869-1875. Promovió la consagración del país al Sagrado Corazón.
- Juan Pablo II, papa de la Iglesia católica entre 1978-2005. Bendijo el templo en 1985.
- Antonio Flores Jijón, presidente entre 1888-1892. Como Ministro Plenipotenciario de Ecuador ante Francia e Italia (1883-1885) negoció con El Vaticano la categoría de Basílica y la aprobación para su construcción.
- Monseñor José Ignacio Ordoñez y Lasso, arzobispo de Quito entre 1882-1893. Durante su arzobispado se inició la construcción del templo y bendijo los trabajos.
- Julio María Matovelle, sacerdote cuencano. En 1884 funda la Congregación de los Misioneros Oblatos. En 1895, como senador promueve el impuesto a la sal que permite levantar la mayor parte del templo. Se hace cargo de la construcción de la Basílica desde 1901. En 1994 El Vaticano inició su proceso de beatificación.
- Santa Mariana de Jesús, primera santa ecuatoriana (canonizada en 1950).
- Mercedes de Jesús Molina (beatificada en 1985). Su beatificación fue realizada durante la visita de Juan Pablo II al Ecuador, al día siguiente de haber bendecido la Basílica.
Puertas
Puerta del Sacramento del Matrimonio. Imagen: propia. |
Las puertas del templo son de madera forradas con latón repujado, y cada una de ellas tiene representaciones de pasajes biblícos y los sacramentos. Así, empezando por el ingreso lateral oriental y avanzando hacia el occidente en el sentido de las agujas del reloj, tenemos:
- La transfiguración de Jesús en el monte Tabor: Moisés, Jesús y Elías (ojiva). La crucifixión de Jesús (puerta izquierda).
- Sacramento de la Confirmación (puerta izquierda). Sacramento de la Ordenación sacerdotal (puerta derecha).
- Sacramento del matrimonio representado mediante tres escenas. Las Bodas de Canaán (ojiva). Unión de Adán y Eva (puerta izquierda). Matrimonio de la Virgen María y San José (puerta derecha).
- Sacramento del bautismo representado mediante tres escenas. Moisés en el Desierto y el Bautizo de Jesús en el río Jordán (ojiva). Bautismo moderno (puerta izquierda). Bautismo de un indígena americano (puerta derecha).
- Sacramento de la reconciliación o penitencia representado mediante tres escenas.
- Apostolado de San Pedro y San Pablo (puerta izquierda). Evangelización del pueblo (puerta derecha).
- La Asunción de María, la Ascensión de Cristo y el Pentecostés (ojiva). Sacramento de la Extremaunción (puerta izquierda). Sacramento de la Primera Comunión (puerta derecha).
Interiores
Interior de la Basílica. Imagen: propia. |
Presenta una planta de cruz latina, con una nave central de 140 metros de largo por 35 de ancho y 30 de altura, dos naves laterales de 12 metros de ancho y 20 de altura, que se unen detrás del ábside, donde se encuentra el ingreso a la Capilla del Corazón de María. A lo largo de las naves laterales se encuentran 24 capillas votivas, 21 para cada provincia de las que tenía el país en aquella época, lo que descarta a las últimas tres que se crearon (Orellana, Santo Domingo y Santa Elena), y tres para los monumentos funerarios de Gabriel García Moreno, monseñor José Ignacio Checa y Barba, y el padre Julio María Matovelle, mismos que no deben ser confundidos con tumbas.
El altar desde donde el sacerdote celebra la misa se encuentra en el crucero y bajo el cimborrio, ubicación que rompe con la disposición clásica de la arquitectura gótica, pero que está inspirada en la disposición del baldaquino papal en la Basílica de San Pedro del Vaticano. Desde este punto también se puede ver directamente a la Virgen del Panecillo mediante aberturas con formas de corazón en las puertas y fachada del edificio.
El presbiterio es el espacio entre el ábside y el transepto donde se ubican los presbíteros, sacerdotes que han recibido el segundo sacramento de la orden (diaconado o curas regulares, presbiterado, y episcopado u obispos) y pueden administrar todos los sacramentos excepto los reservados para los obispos. Jerárquicamente ocupan los cargos de párrocos, vicarios y capellanes.
Capilla Votiva de Azuay. Imagen: propia. |
El altar del Corazón de Jesús, que domina el templo desde su ubicación en un balcón del ábside, exhibe en la parte alta una la pirámide representativa de la santísima trinidad, bajo ella la paloma del espíritu santo y, finalmente, una reproducción de la pintura del Sagrado Corazón de Jesús encargada a Rafael Salas por el presidente Gabriel García Moreno, cuyo original se guarda en el Convento de los Oblatos.
Las puertas laterales se ubican en los extremos del transepto, con cajas de ingreso que evitan el ruido del exterior y sobre las que se encuentran los palcos de autoridades: el occidental para el Presidente de la República y su Gabinete, y el oriental para el cuerpo diplomático. La gran puerta principal se ubica al inicio de la nave central, con acceso desde la fachada sur y el gran vestíbulo.
La efectiva iluminación natural proviene sobre todo de las altas ventanas del claristorio, con forma de arco ojival y decoradas con vitrales que reproducen retratos de los obispos de todo el país. Las ventanas de las capillas votivas, en cambio, presentan escenas de la vida de Jesús con naturaleza propia del Ecuador, además de ribetes que reproducen las fajas típicas con las que visten las diferentes nacionalidades indígenas del país. Los grandes rosetones sobre las puertas también muestran flora endémica ecuatoriana, la de la fachada principal, en particular, presenta todos los tipos de orquídeas del país.
Capilla del Corazón de María
Interior de la Capilla del Corazón de María. Imagen: propia. |
Ubicada en la parte posterior del templo, con acceso desde el ábside, se comenzó a construir durante el Gobierno de Luis Cordero Crespo, quien colocó la primera piedra el 10 de julio de 1892 en una ceremonia bendecida por el arzobispo José Ignacio Ordoñez. Su inauguración tuvo lugar en 1909 tras atravesar una crisis de recursos que se negaban constantemente en los gobiernos alfaristas.
Constituye la parte más antigua del conjunto de la Basílica del Voto Nacional, y la única construida totalmente en piedra, pues los cambios de Durini por falsa piedra llegarían un par de años más tarde y por ello sólo fueron usados en el templo mayor. También es la única sección que posee gárgolas francesas tradicionales, con formas mitológicas europeas del medioevo.
El interior también varía con respecto al resto del templo, pues su decoración está más relacionada con el renacimiento italiano que con el gótico, evidente en las pinturas de las paredes y contraventanas del lado occidental, que tratan de asemejar acabados arquitectónicos y molduras falsas. El piso, hecho de diminutas piezas de cerámica con patrones geométricos, está relacionado con la corriente del art-nouveau.
La capilla está consagrada al Corazón de María, y por ello su iconografía está presente en todos los rincones, como las ventanas que muestran escenas de la vida de la Virgen. Una capilla votiva que se abre en el lado oriental contiene imágenes de las principales vírgenes que se veneran en cada país del continente, mientras que su similar en el lado occidental está destinada a la veneración de la Virgen de Guadalupe, patrona de América. El lugar sirve también como baptisterio de la Basílica, donde se imparte el sacramento del bautismo.
Panteón Nacional de Jefes de Estado
Ingreso al Panteón Nacional de Jefes de Estado. Imagen: propia. |
En el lado occidental de la gran terraza que rodea a la Basílica del Voto Nacional existe una gran escalinata que desciende hacia un sencillo y elegante panteón nacional para los Jefes de Estado ecuatorianos, enmarcado por dos estructuras en las que según el plan original del padre Correa debería estar un Granadero de Tarqui (cuerpo de guardia presidencial) en la urna occidental, y una llama eterna ardiendo ininterrumpidamente en la urna oriental.
La construcción de este panteón obedece a la visita realizada por el padre Rigoberto Correa a la Cripta Real del Monasterio de El Escorial, donde descansan los restos de los reyes, reinas e infantes de España, por lo que a su regreso decidió incluir algo similar para los jefes de Estado ecuatoriano.
La puerta de acceso es de estilo art-deco y representa un sol naciente hacia la nueva vida. El espacio interior, sin mayor decoración, está precedido por una gran escultura de Cristo resucitado, obra de la artista quiteña e internacionalmente premiada, América Salazar. La cripta está conformada por 50 tumbas de mármol francés para cuerpos y 150 para cenizas, todas con lápidas que ostentan el escudo del Ecuador bañado en oro.
Desde 2002 existe un ceremonial que dispone el descanso eterno de los restos mortales de los presidentes en este sitio, salvo expresa voluntad previa del fallecido o sus herederos para enterrarlo en otro lugar. Hasta el momento apenas cuatro exmandatarios descansan en este lugar, todos trasladados desde los cementerios donde fueron sepultados originalmente:
- Andrés Fernández de Córdova (1892-1983)
- Camilo Ponce Enríquez (1912-1976)
- Mariano Suárez Veintimilla (1897-1980)
- Antonio Flores Jijón (1833-1915)
Catacumbas
Ingreso a las catacumbas por la calle Venezuela. Imagen: propia. |
Todo el conjunto de la Basílica del Voto Nacional está asentado sobre un sistema de corredores de arco que no solo soportan la estructura, sino que sirven como catacumbas para los entierros de la comunidad, pues fue justamente la venta de estos espacios la que permitió financiar parte de los trabajos de construcción del templo.
La puerta de ingreso, sobre la calle Venezuela, es de madera cubierta con latón repujado. En ella se muestra una escena con un ángel que toca una trompeta, anunciando la resurrección de las almas con la frase "Muertos levantaos".
En sus nichos se hallan enterrados personajes importantes como la educadora María Angélica Idrobo, pionera de la educación femenina en el país y directora del Colegio Manuela Cañizares por largos años desde su fundación. Al final del corredor norte se puede encontrar una sigular capilla rodeada totalmente de tumbas en todas sus paredes, desde la cual se tiene acceso a la sacristía de la Basílica.
Convento oblato
En el altar de la capilla del convento, de acceso privado para los miembros de la orden oblata y algunos recurridos turísticos especiales, se guardan dos urnas de vidrio con los corazones del ex presidente Gabriel García Moreno y el arzobispo de Quito José Ignacio de Checa y Barba, ambos consagrados al Corazón de Jesús.
En el convento y la Basílica se guardan más de cuatro mil obras de arte de varias épocas que aún no han sido inventariadas. Las más conocidas son los cuadros de El Sagrado Corazón de Jesús, del pintor Rafael Salas, y los anónimos de Santa Mariana de Jesús, Felipe Neri y San Francisco de Sales, comisionadas por el presidente Gabriel García Moreno para celebrar la consagración del Ecuador al Corazón de Jesús.