Monumento a Federico González Suárez

El monumento en la Plaza Chica (2016).
Imagen: propia.

Hoy pasa casi desapercibido y se encuentra desmembrado en distintos lugares de la ciudad, pero alguna vez el conjunto escultórico en honor a Federico González Suárez, el primer historiador moderno del Ecuador, fue centro de atención por su belleza y significado.

Historia

El conjunto escultórico original, con las dos alegorías (ca.1950)
Imagen: cortesía de Fabián Bersosa Vaca.
En la década de 1880 el Municipio capitalino decidió rediseñar varias plazas de la ciudad antigua, comisionando fuentes de agua y esculturas a los artistas más destacados de la Escuela de Bellas Artes de Quito. En el caso particular de San Francisco, cuyo nombre fue cambiado por el de Plaza Bolívar (que no llegó a calar entre la población), el espacio tradicionalmente abierto y empedrado fue reemplazado por unos jardines de estilo francés que permanecieron hasta finales de la década de 1920.

Para embellecer el espacio central de la plaza, nuevamente rediseñada y devuelta a su estado original de espacio empedrado y despejado, en el año 1931 la Sociedad Artística Industrial de Pichincha comisionó una obra que represente al padre de la historiografía ecuatoriana moderna: el obispo Federico González Suárez (1844-1917), fundador de la Sociedad Ecuatoriana de Estudios Históricos Americanos, que acabaría convirtiéndose en la actual Academia Nacional de Historia, y autor de las famosas obras "Atlas Arqueológico del Ecuador" e "Historia General de la República del Ecuador".

El artista escogido fue el italiano Luigi Casadío, que había llegado a Quito en 1915 para ejercer como profesor de escultura en la Escuela de Bellas Artes, desarrollando sobre todo la corriente neoclásica academicista. Cassadío trabajaría en esta orden junto a sus dos alumnas más destacadas, las quiteñas América Salazar y Germania Paz y Miño de Breihl.

El diseño original constaba de una esbelta columna de piedra sobre la que descansaba una figura de bronce con la imagen del obispo González Suáres de pie, concebida por el mismo Casadío y mandada a fundir en Alemania con Gegosen Lauchammer. A sus pies, sobre dos pedestales más pequeños en el frente de la plataforma, dos alegorías femeninas llamadas La Religión y La Patria, diseñadas por Paz y Miño y Salazar respectivamente, y trabajadas en piedra por José Cadena, otro alumno de Casadío que se hizo cargo de dicho trabajo tras la repentina muerte de su maestro.

El monumento fue inaugurado el domingo 23 de septiembre de 1934, pero en la década de 1950 fueron retiradas las dos alegorías de La Religión y La Patria. La primera fue trasladada a la plaza frente a la iglesia de Santa Clara de San Millán, y la segunda sería colocada años más tarde en los jardines que se forman en la intersección de la avenida Amazonas y la calle Veintimilla, en el sector de La Mariscal.

Finalmente, en la década de 1960 el monumento al Obispo fue retirado por completo de la Plaza de San Francisco, pues según los expertos no hacía más que competir desfavorablemente con la monumentalidad del templo y su elaborada portada de piedra. La columna fue desmantelada y la escultura trasladada con un nuevo pedestal (mucho más pequeño) a la Plaza de San Blas, y posteriormente a su sitio actual en la Plaza Chica, un predio histórico que había sido ocupado por el Palacete de los Marqueses de Selva Alegre en tiempos de la Independencia, y que fue derrocado en el año 1962 para dar paso a un nuevo espacio público.

Descripción

El monumento original estaba conformado por una esbelta columna de piedra a modo de obelisco trunco por la mitad, con sus cuatro costados enmarcados en bajorelieve para lucir los textos de homenaje. La base, conformada por un cubo también de piedra, lucía en sus cuatro costados otras placas de bronce también en memoria del Obispo-historiador.

Sobre la columna, la figura de Federico González Suárez de pie y ataviado con una capa que lo envuelve casi en su totalidad y solo deja ver sus manos, sosteniendo las páginas de su "Historia General de la República del Ecuador" en la izquierda. Luce un rostro severo y pensativo, característico de sus años de mayor producción historiográfica y en los que ocupó el sillón de Obispo de Quito. El alma de la figura es hueca, trabajada en bronce por Luigi Cassadío en un molde de cera.

América Salazar (ca. 1960), autora de la alegoría de La Patria,
que rodeaba la escultura central del monumento original.
Imagen: revista AFESE Nº 59.
Por su parte, las alegorías diseñadas por Germania Paz y Miño y América Salazar, y trabajadas en piedra andesita por José Cadena, representan los dos pilares en los que González Suárez desarrolló el trabajo de su vida: el amor por la religión que lo llevó a abrazar la vida sacerdotal, y la pasión por la historia de su patria, el Ecuador, que se tradujo en investigaciones, libros y sociedades para promover este conocimiento.

La primera alegoría, llamada La Religión, es una talla con la figura de una mujer arrodillada y cubierta con una manta que cae desde la cabeza hasta los pies, probablemente una beata o una santa, que sostiene en su brazo derecha una pesada cruz. La segunda, nombrada La Patria, es una mujer (posiblemente amazona) sentada y vestida con una túnica greco-romana que al haber caído hasta la cintura deja ver su pecho desnudo, mientras que en su brazo derecho sostiene una pequeña espada y en el izquierdo un escudo con la talla del primer escudo de armas del Ecuador.

En la actualidad el pedestal en el que se ubica la escultura de González Suárez es un simple bloque de hormigón recubierto con piezas de piedra oscura, que se eleva aproximadamente unos dos metros sobre el suelo y se encuentra hacia el fondo de la Plaza Chica, contra la pared de una casa vecina por el norte.

La Religión, por su parte, descansa sobre un pedestal de piedra en tono claro de un metro y medio de alto, en la esquina suroccidental de la Plaza de Santa Clara. Finalmente, La Patria reposa sobre un pedestal de piedra marrón de unos dos metros de altura, en el centro de una fuente de agua, ubicada en la esquina de las calles Amazonas y Veintimilla.

Galería


La Plaza de San Frabcisco ajardinada, antes de que se
colocara el monumento a González Suárez (ca. 1920)
Imagen: Archivo Nacional de Fotografía.


El monumento en 1963, ya sin las alegorías
que le rodeaban originalmente. También la
plaza ya ha dejado de estar ajardinada.
Imagen: Archivo Nacional de Fotografía.


Cadena junto a las dos alegorías de La Religión (izq) y
La Patria (der). Imagen: recopilación de Luis Azuero H.

La Religión, parte original del monumento a González Suárez,
hoy en la Plaza de Santa Clara de San Millán.
Imagen: Google Street View (2014).

La Patria, parte original del monumento a González Suárez,
hoy en la plaza de la esquina de Amazonas y Veintimilla.
Imagen: Infinito Digital (2016)

Referencias

  • Moya Peralta, Rómulo (2007). "Quito: inventario de arte público", p.134. Quito: Trama Ediciones.
  • Chiriboga Ordoñez, Ernesto (2004). "Un siglo de imágenes, el Quito que se fue II / 1860-1960", pp.56-62. Quito: FONSAL.
  • Adoum, Jorge Enrique. "Cronología del siglo XX, cultura y política en el Ecuador y el mundo", p. 29. Quito: Eskeletra Editorial. ISBN 978-16-035-3.
  • Martínez Salazar, Francisco. "América Salazar: entre la penumbra y la luz". Revista AFESE Nº59, pp. 158-168. Quito: Asociación de Funcionarios y Empleados del Servicio Exterior Ecuatoriano.
  • Cevallos Perugachi, Javier. "La piedra furtiva (monumentos móviles)", diario El Telégrafo. Publicado el 3 de noviembre de 2014.

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