Casa Guillespie

Casa Guillespie (2019). Imagen: propia.

Dirección: calles García Moreno y Manabí
Sector: Centro Histórico
Año de construcción: circa 1930
Arquitecto: Francisco Durini Cáceres
Estilo: ecléctico (manierismo, art-nouveau)
Uso actual: administrativo municipal

Historia

Los primeros datos del predio se remontan al siglo XVI, cuando el sector de Santa Bárbara era el inicio de los arrabales de San Juan, es decir donde la ciudad comenzaba a ruralizarse hacia la colina. Por aquella época la propiedad era parte de una mucho más grande que abarcaba más de la mitad de la cuadra desde la esquina sur, y tenía varios patios con ingreso desde la actual calle Manabí, misma que para el siglo XVII estuvo en manos de Alonso Calderón.

La propiedad habría sido heredada por las hijas de Calderón, y tras varias décadas de diferentes propietarios, para mediados del siglo XVII la gran casa esquinera ya no existía y el terreno estaba aparentemente desocupado, según se pueden ver en los planos de la ciudad levantados por algunos miembros de la Misión Geodésica Francesa durante su estadía en Quito.

Se puede decir que a inicios del siglo XIX el predio de la actual Casa Guillespie ya estaba delimitado, y junto con las dos casas hacia el norte eran propiedad de Manuel Larrea Jijón, primer marqués de San José. Este habría heredado la casa más al norte a su hija adoptiva Mercedes Larrea, mientras que la del terreno que nos compete en este artículo, a su hijo Modesto Larrea y Carrión.

Este último se la habría heredado a su nieto Nicolás Ribadeneira Ribadeneira, que a su vez sería abuelo materno del presidente ecuatoriano León Febres-Cordero Ribadeneira. Debido a que la familia residía en Guayaquil, en ella viviría la hermana del propietario, Leticia, junto a su esposo Alejandro Mancheno y los hijos de ambos. Posteriormente, en 1892, la casa sería adquirida por José Ignacio Delgado y su esposa Alina Espinosa, que además instalarían allí su fábrica de chocolates "Electra". Entres los descendientes del matrimonio destacaría el célebre pintor Nicolás Delgado Espinosa.

En 1925 la casa fue adquirida por el norteamericano James Guillespie, quien estaba casado con una de las hijas de los propietarios anteriores, y que cinco años más tarde sería el responsable de mandar a derrocar la casa vieja para construir la lujosa vivienda actual con el arquitecto italo-suizo Francisco Durini Cáceres. Guillespie regresó a su país en 1940, dejando su propiedad alquilada a un padre y su hija, ambos guayaquileños.

En 1946 Guillespie puso finalmente en venta la propiedad y fue adquirida por la Caja de Pensiones (actual IESS) para ubicar en ella el Dispensario Central, proyecto que ventajosamente no llegó a hacerse realidad pues este terminaría construyéndose en la esquina posterior de la cuadra, hacia las calles Benalcázar y Manabí. Sin embargo, el inmueble sí fue ocupado para fines administrativos y estaba conectado al complejo hospitalario por su amplio patio posterior.

Tras la construcción del moderno Hospital Carlos Andrade Marín en la década de 1970, la casa cayó paulatinamente en desuso hasta 1983, cuando fue ocupada por el Ministerio de Bienestar Social, que al trasladarse posteriormente a nuevas oficinas en el norte de la ciudad durante la década de 2000, convirtió este inmueble en bodegas. La casa fue adquirida por el Municipio de Quito, que la restauró e instaló en ella las oficinas del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP), que la ocupa hasta la actualidad.

Arquitectura

Patio central de Casa Guillespie (2019).
Imagen: propia.
El edificio es una estructura moderna, levantada en un estilo ecléctico que combina el manierismo italiano con el art-nouveau, obra del arquitecto italo-suizo Francisco Durini Cáceres, considerado el más importante del país en la primera mitad del siglo XX. De fachada simétrica, tiene una altura de tres pisos con el primero cubierto por la piedra sillar almohadillada típica de las casas del sector, mientras que los dos niveles superiores poseen una rica ornamentación y balconería de hierro forjado que rematan en un fuerte cornisamiento, también decorado.

Destacan los dos volúmenes laterales altos, creados a partir de unas bow-window o ventanas-mirador, que le dan al inmueble una presencia urbana destacable en el entorno de Santa Bárbara. La estructura combina hormigón armado y muros portantes, desarrollándose alrededor de un patio interior cubierto con estructura de metal y vidrio (hoy policarbonato), en torno al cual se desarrollan todos los espacios de la vivienda.

El ingreso se realiza por un largo zaguán ricamente decorado con piso de baldosa estilo art-nouveau y techo de latón repujado y pintado. El primer nivel, destinado siempre a la servidumbre, posee corredores aporticados que en la sección posterior se encuentran adosados al desnivel del terreno e iluminados por dos cajas de luz que se pueden apreciar desde el patio posterior. La amplia escalera de acceso a los pisos superiores se encuentra en la esquina nororiental del patio, cubierta de terrazo que imita mármol.

Patio posterior de Casa Guillespie (2018).
Imagen: propia.
El segundo nivel es en el que se encontraban los salones de gala con vista hacia la calle y cielos rasos de latón repujado y pintado, el comedor y la biblioteca. Debido al ya mencionado desnivel del terreno, desde aquí se tiene acceso al patio posterior, encerrado a modo de herradura por dos pabellones laterales en los que probablemente se encontraban algunas de las estancias de la familia. 

El tercer piso, en cambio, parece haber estado destinado sin duda a las recámaras privadas de la familia, lo que puede deducirse por la decoración menos trabajada del mismo, los espacios mejor iluminados por ventanerías hacia una hermosa galería posterior techada por estructura de hierro y vidrio, así como pasamanos de hierro forjado y piso de baldosa hidráulica en estilo art-nouveau.

La casa posee una buhardilla oculta de la fachada, que le conferiría un cuarto piso y a la que se accede únicamente por la escalera principal, esta podría haber sido la vivienda de los empleados de mayor rango y confianza de la familia. Finalmente, la recuperación del Municipio incluyó el patio libre que conectaba la casa con el Dispensario Central, en el que se colocó una escultura de piedra, además se mantuvo el hermoso árbol de magnolia y la vegetación típica de los jardines quiteños de inicios del siglo XX.

Galería

Zaguán de ingreso desde la calle (2019).
Imagen: propia.

Patio de servicio, adosado al desnivel del terreno (2019).
Imagen: propia.

Escaleras principales (2018).
Imagen: propia.

Corredor del tercer piso (2019).
Imagen: propia.

Corredor del tercer piso (2019).
Imagen: 2019.

Galería posterior del tercer piso (2019).
Imagen: propia.

Cielo raso de latón, en el Salón Principal (2019).
Imagen: 2019.

Cielo raso de latón, en el zaguán de ingreso (2019).
Imagen: propia.

Cielo raso del Salón de la Ventana-Mirador (2019).
Imagen: propia.

Detalle del cielo raso del Salón Principal (2019).
Imagen: propia.

Piso de baldosa hidráulica del área de servicio (2019).
Imagen: propia.

Piso de baldosa hidráulica de las galerías del Patio Central (2019).
Imagen: propia.

Piso de baldosa hidráulica de la galería posterior (2019).
Imagen: propia.

Vista desde la buhardilla (2018).
Imagen: propia.


Referencias


  • Jurado Noboa, Fernando (2006). "Casas, calles y gentes del Centro Histórico de Quito", tomo IV, pp.210-221. Quito: Fonsal.
  • Ortiz Crespo, Alfonso; Peralta, Evelia; Moreira Viteri, Pablo (2004) . "Ciudad de Quito, guía de arquitectura", volumen II, pp.49-50. Sevilla: Junta de Andalucía.

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