Casa del Patio Parado



Dirección: calle Vicente Ramón Roca, entre Juan León Mera y Reina Victoria
Sector: La Mariscal
Año de construcción: 1937
Arquitecto: Rubén Vinci Kinard
Estilo: ecléctico
Premios: ninguno
Uso actual: comercial


Su nombre verdadero es Villa Vinci, pues fue construida como residencia del afamado arquitecto Rubén Vinci Kinard. Sin embargo, en el acervo popular quiteño es ingeniosamente llamada Casa del Patio Parado debido al uso de piedra de canto rodado para recubrir la fachada, material que era generalmente destinado a la decoración del piso en los patios durante gran parte de la historia arquitectónica andina.

Historia

La casa con sus jardines originales (circa 1950).
Rubén Vinci Kinard, mexicano de ascendencia italiana, fue un arquitecto empírico, pues en realidad era dibujante con conocimientos de albañilería, que llegó a Quito en las primeras décadas del siglo XX y desarrolló su trabajo hasta convertirse en uno de los más afamados de la ciudad, llegando a ser solicitado también para obras en Riobamba y Guayaquil.

Vinci se convirtió en pionero y responsable del auge de la corriente arquitectónica ecléctica en el Ecuador, misma que combina varios estilos del historicismo en un mismo edificio. Entre sus obras más conocidas se encuentran el Palacio Chiriboga, el Castillo Larrea y otras tantas villas del mismo tipo por todo el sector de La Mariscal. Es precisamente esta corriente característica la que utilizó en 1937 para diseñar su propia residencia en el naciente barrio Mariscal Sucre, en una cuadra donde previamente había levantado otras ocho villas de similar estilo ecléctico, y de las que al menos cuatro persisten hasta el día de hoy.

Tras la partida de Vinci a finales de la década de 1930, cuando regresó a su México natal, varios propietarios pasaron por el inmueble, incluidos Héctor Terneus López y Merceds López Mera, que lo habitaron en la década de 1950. La casa fue puesta en subasta pública en el año 1961, siendo adquirida para el funcionamiento del Instituto OAS, y posteriormente para el Colegio César Domínguez Bucheli. 

Finalmente, el último propietario civil terminó donando el Castillo a la "Fundación Jesús, José y María", que es la actual dueña del mismo y que durante algunos años lo arrendó para el funcionamiento de establecimientos de comida rápida y diversión nocturna, añadiendo un volumen comercial en el patio oriental. Entre 2015 y 2016 la Fundación inició un proceso de recuperación integral de la histórica villa, y pasó a ser ocupada por la Fundación Muyú, que brinda ayuda a diferentes proyectos de emprendimiento.

Arquitectura

Patio oriental del Castillo, (1964).
La estructura está implantada en el centro de un gran terreno, rodeada originalmente por jardines en sus cuatro costados (hoy convertidos en parqueadero público), siendo el menor de ellos el que se encuentra con frente hacia la calle Roca. Por fuera, la casa fue concebida como una fortaleza de cuento morisco en la que destacan el recubrimiento total de piedra, ventanas de arco rebajado, pequeñas torrecillas de influencia neogótica, remates neorenacentistas en los antepechos de la terraza y dos grandes cúpulas de estilo neobizantino.

Por dentro, sin embargo, prima una amalgama de estilos en los seis espacios del piso bajo, que se encuentran distribuidos en número de tres a cada lado de un pasillo central que une la puerta de ingreso con la de los jardines traseros. Los salones se encuentran conectados entre sí por grandes arcos rebajados adornados con cenefas arabescas, poseen pisos de madera, grandes chimeneas, cielos rasos de influencia medieval y art-nuvó, así como lámparas del mismo estilo.

Un volúmen adicional que parece añadido posteriormente, aunque respetando el estilo arquitectónico de la casa original, se levanta en la esquina noroccidental del terreno, adosado a la casa, y fue diseñado probablemente para sacar de la residencia a la cocina y las habitaciones de la servidumbre.

El acceso al segundo nivel se realiza por una escalera de madera semiovaloide, ubicada en el pasillo central junto a la puerta de los jardines, y que termina directamente en el único espacio del piso alto que un día fue la habitación del dibujante-arquitecto. La gran cúpula que se levanta en el techo de la recámara estuvo pintada al interior con un fresco de cielo estrellado que, en conjunto con el paisaje que se podía ver desde las ventanas y terraza que la rodean, le brindaba un aire romántico a la habitación.

Galería

Anuncio de prensa del Instituto OAS (1963).
Anuncio de prensa del Instituto OAS (1964).

El Castillo, convertido en restaurante (circa 1990).

Imágenes tomadas durante la renovación del inmueble, en diciembre de 2015.

Fachada lateral oriental.

Chimenea del salon suroccidental.

Escalera hacia la habitación del segundo piso.

Salones del ala occidental, nótese los detalles
como el cielo raso de estilo medieval, la lámpara
art-nuvó y la decoración de los arcos en estilo arabesco.

Puerta principal de ingreso, de estilo arabesco.

Piso del hall de ingreso, con cerámica de estilo
art-nuvó.

Salones del ala oriental, los techos y plafones son
 de estilo art-nuvó.

Cúpula de la habitación de Rubén Vinci, en el segundo piso,
allí se encontraba originalmente un fresco de cielo estrellado.



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