Casa de Santa Helena


Dirección: calle Guayaquil, entre Bolívar y Rocafuerte
Sector: Centro Histórico (Plaza de Santo Domingo)
Año de construcción: siglo XVII
Arquitecto: desconocido
Estilo: historicista (neoclásico)
Premios: Patrimonio de la ciudad
Uso actual: privado


Historia

Durante los primeros años de la ciudad española, el solar que hoy ocupa la mansión perteneció a uno de mayor tamaño otorgado al conquistador Diego de Torres, que incluía la cuarta parte de la manzana frente a la plaza que, hasta la construcción del Convento e iglesia de Santo Domingo (1540), era conocida como Plaza de Diego de Torres, pues él era el vecino más ilustre de los alrededores.

Después de la conquista, Torres se convirtió en encomendero, próspero agricultor y, más tarde, regidor del Cabildo de la villa, lo que explica su importancia en la época en que la plaza llevaba su nombre. A través de los siglos la casa pasó por distintos propietarios e inquilinos, entre los que destaca el poeta y legislador ambateño Juan León Mera, escritor del himno nacional de Ecuador.

La casa recibió su nombre particular recién después de 1867, cuando se instaló en ella la portada de piedra labrada que hoy enmarca el ingreso. La misma había pertenecido a una de las casas del Ayuntamiento que fueron derrocadas en 1865 junto con el Arco de Santa Helena de Constantinopla, que se levantaba en la esquina de las actuales calles Mejía y Benalcázar, uniendo dos propiedades de las monjas de clausura del Convento de la Limpia Concepción.

Una de las leyendas no comprobadas sobre esta mansión se teje en torno a las figuras del mariscal Antonio José de Sucre, héroe de la independencia hispanoamericana, y una joven Mariana Carcelén de Guevara, entonces heredera del marqués de Solanda y Villarocha, que había apoyado la causa de Bolívar. La historia cuenta que fue precisamente en esta casa que Sucre conoció a su futura esposa después de entrar a la ciudad, tras el triunfo en la Batalla de Pichincha. Aunque la familia no era propietaria de la mansión, fue llamada allí por el Mariscal cuando éste supo que la marquesa consorte, Teresa de Larrea Zurbano, y sus tres hijas se habían refugiado en el Convento de Santo Domingo por miedo a las represalias de un posible triunfo español.

Arquitectura

La fachada de dos pisos se desarrolla dentro de la primera ola del historicismo que llegó al país de la mano de arquitectos como el francés Jean Baptiste Mandeville, que además era Ministro de Negocios de Francia ante el Ecuador. Podría decirse que se enmarca dentro de la corriente neoclásica, aunque bastante austera y formal, típica de mediados del siglo XIX.

Pese a la reforma, su tipología espacial no sufrió modificaciones, y mantuvo la estructura de patio central y traspatio en estilo andaluz, en torno a los que se desarrollan las bodegas y habitaciones de la servidumbre en el primer piso, y las de la familia y los salones de gala en el segundo. Posee locales comerciales hacia la calle, uno de los cuales fue la cochera de la casa hasta inicios del siglo XX.

La portada de piedra profusamente labrada en estilo plateresco exhibe un relieve con la efigie de Santa Helena de Constantinopla, por el que la casa y el desaparecido arco de las conceptas tomaron su nombre. En 1922 fue añadida una cruz en el traspatio para conmemorar el centenario de la Independencia ecuatoriana y, supuestamente, el encuentro entre Antonio José de Sucre y Mariana Carcelén de Guevara.

Galería

Detalle del relieve de Santa Helena, cortesía de Rafael Racines.



Créditos
Imágenes:
Rafael Racines Cuesta, Otof2010Michael Steven.


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