Villa Romeo

Dirección: Jorge Washington y General Leonidas Plaza, esquina
Sector: La Mariscal
Año de construcción: 1930
Arquitecto: Alfonso Calderón Moreno (atribuido)
Estilo: historicista (neocolonial)
Premios: Patrimonio de la ciudad
Uso actual: turismo


Historia

Esta casa, de estilo historicista-neocolonial, fue levantada alrededor del año 1930 para el rico comerciante riobambeño Romeo Cordovez Caicedo, posiblemente por el prestigioso arquitecto Alfonso Calderón Moreno, aunque no se conoce con exactitud.

En 1953 fue adquirida por Piedad Merino Dávalos de Gallegos y su hermana Leonor, que la habitaron hasta 1996, cuando fue vendida al artista plástico ecuatoriano Luis Guerrero y su esposa, la alemana Charlotte Fellenberger, que convirtieron la casona en su lugar de residencia y taller de arte.

Guerrero hizo construir una estructura en el jardín para destinarlo a una cafetería que sería administrada por su esposa, y aunque el negocio funcionó por poco tiempo, en él se reunían varios artistas y conocedores de la materia. Para 1998 la casa había sido desocupada como vivienda y en ella se instaló la Academia Superior de Arte Lainku y la Federación de Artistas Plásticos Profesionales del Ecuador.

Arquitectura

La construcción se encuentra aislada por los jardines que dan hacia las calles que forman esquina, en un terreno ligeramente más alto que la acera, por lo que el mismo es salvado por una escalinata de piedra que permite el acceso desde la calle Washington. La casa posee dos niveles y destaca el lenguaje neocolonial, una corriente del historicismo propia de las tierras latinoamericanas, que buscaba oponerse a las europeas (neobarroco, neoclásico y neogótico) mediante la adopción de los detalles ornamentales característicos de las grandes haciendas mexicanas y andinas, así como de las casas y palacetes coloniales de Lima, Bogotá, Ciudad de México, Quito y Puebla.

El elemento característico de la casa es un balcón de estilo limeño que se ubica hacia la esquina de la fachada principal, cerrado una por estructura de madera y vidrio enrejado, que juega con el resto de ventanas con vanos rectangulares y arcos de medio punto adornados con columnas salomónicas de piedra. El ingreso se realiza por un imponente portón de piedra labrada que recuerda a los de las iglesias del Centro Histórico, por el cual se entra directamente a un vestíbulo de doble altura, desde el que se distribuyen los salones, áreas de servicio y una escalera que lleva al semi-sótano y una bodega de vinos. La escalera principal, también contenida en el área del vestíbulo, se levanta en dos tramos hasta alcanzar el piso alto, en el que se distribuyen las habitaciones principales y otras de menor calidad posiblemente destinadas a la servidumbre.

En medio de sus líneas limpias y estructura compacta, esta casa es considerada uno de los ejemplos mejor logrados de la arquitectura neocolonial en el país, y de las más importantes muestras de residencia de la alta burguesía quiteña de inicios del siglo XX, que aún se conservan ajardinadas en el sector de La Mariscal.
Imagen: Diario La Hora

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